jueves, 25 de noviembre de 2010

LA MENTIRA...

...es sacar esos alcauciles de la heladera, poner la olla sobre la cocina, levantar la vista y observar el Beefeater que está en la mesada.

...es sacarle hojas a esos alcauciles, pero dejarlos ahí nomás y abrir la heladera: tomar el agua tónica, cortar limón, juntar un par de cubitos y armarse un gin tonic fresco, bien fresco.

...y volver a reparar en los tristes alcauciles, cambiarlos por un platito con papitas, palitos y chizitos.

...es pensar en qué perverso es el mundo y en qué perverso es uno con uno mismo, dentro de ese mundo.

No, mentira.

lunes, 8 de noviembre de 2010

LA SELECCION


El sueño de cualquier heladera...

miércoles, 3 de noviembre de 2010

MACHO, COMO PARRILLERO URUGUAYO


En el Mercado del Puerto, en la querida Montevideo, entre parrillas ubicadas verticalmente, circula el mito. Allí, no cualquiera se sitúa detrás de los mostradores, no cualquiera es capaz de manejar las tiras de asado, los pollos y las achuras.

Conseguir vestir el delantal o enfundar el cuchillo, hacerse cargo del asado, requiere muchos atributos, pero necesita uno específico: quien quiera trabajar ahí debe ser macho.

Los asadores del Mercado del Puerto son robustos, vigorosos, fuertes, enérgicos, bravos: varones. Y guarda con que una muchachita quiera pagar la cuenta si en su mesa también hay hombres: el parrillero uruguayo resolverá la disputa de sexos y sólo le aceptará el dinero al caballero.

Los parrilleros uruguayos son machos, se ve que esa es una característica que deben tener sí o sí en el currículum. Se mueven en la cocina como bailarines fornidos, sirven los braseros con determinación y se gritan entre ellos cada pedido. Y lo hacen de tal forma (la voz alta, afinada, la boca hacia un costado) que un parrillero uruguayo es un proyecto de murguero hasta que se demuestre lo contrario.

A nosotros nos sirvió Juan, el de la foto. Si yo fuese hombre no me pelearía con él ni aunque me atendiera mal o no me prestara atención cuando lo llamo. Si vas, te puede tocar cualquier otro. No importa, todos reúnen las mismas particularidades.

Ah, y se come de puta madre.


Foto: Cecilia Camporeale © 2010.

miércoles, 20 de octubre de 2010

DE MINAS Y MINEROS

Y resulta que ahora, paso a paso, minuto a minuto, los mineros se transforman en mercancía.

Ay.

Seguí en estos días el caso del rescate de los mineros un poco por elección y otro tanto por imposición de los medios. Y quedé en estado de shock, con una efervescencia que me corre por dentro y que quiero compartir.

Porque la prensa... Ay, la prensa. Ay, las empresas mediáticas. Ay, el circuito global de comunicación.

Atravesamos (todos, fue imposible quedarse al margen) y fuimos testigos de un verdadero show. Una serie de días en los que se expusieron las vidas de todos y cada uno de esos 33 mineros. Tiempo en el que se transformaron en públicas cuestiones privadas.

El show fue tal que, después de haber estado meses bajo tierra, soportando 40 grados de temperatura y casi un 100 por ciento de humedad, los mineros (oh, mineros), salieron limpitos, afeitados, delgados. Perfectos para la foto.

Bienvenidos, este es su show, podrían haberles dicho.

Vaya a saber cuánto gana un minero. No lo leí ni lo escuché. ¿Qué salario (si se puede llamar así) percibía cualquiera de esos hombres que trabajaban en la mina San José?

Está claro qué sector de la sociedad tiene que recurrir a ese empleo. Ser minero es transcurrir la vida en condiciones fatales para un ser humano. Supe en Bolivia que el promedio de vida de un minero no va más allá de los 55 años (hay excepciones, claro). Se trata de hombres que trabajan bajo tierra, muchísimas más horas por día que lo que el cuerpo admite. Que realizan un trabajo insalubre: esfuerzo, sacrificio, y en un ambiente en el que falta el oxígeno, en el que el riesgo de derrumbe es permanente. Se trata de un trabajo en el que la fuerza física es el capital.

Y se habla de milagro. A no confundir: milagro es que hayan logrado mantenerse vivos, no el rescate. El rescate, en tal caso, es lo que genera asombro, admiración. Y es fruto del trabajo de hombres que, en este caso, tuvieron la posibilidad de prepararse para ser ingenieros y armar un ducto, para ser psicólogos y tratar con gente que está en situación de encierro, para ser rescatista y poder meterse 600 metros bajo tierra a asistir gente.

Me pregunto: ¿por qué nos tiene que despertar admiración el pueblo chileno? No me refiero a cuestiones de pasaporte, que quede claro. ¿Por qué todo el pueblo?

Leo por ahí un título: “Todos somos chilenos”, dice. ¿Y somos todos mineros? ¿Y nos indignamos, más no sea, por las condiciones de precarización laboral bajo las que están condenados ellos? Ellos: los de acá, los de Ecuador, los de Bolivia, los del planeta tierra todo.

Y nos sorprendemos ahora, días después, porque estos hombres empiezan a ordenar su cabeza y comienzan a rememorar instantes. ¿Y es muy loco que haya circulado entre ellos el tema del canibalismo? ¿Realmente lo es?

¿Y es llamativo que hayan existido discusiones entre 33 hombres que estaban encerrados y en condiciones infrahumanas? Quisieron recurrir a la violencia física, qué bárbaro. Hubo separaciones, un grupito que se aisló, qué loco. ¿No nos peleamos nosotros, acaso, que estamos libres y podemos movernos por donde queramos? ¿Y no lo hacemos muchas veces sin sentido?

A mí lo que me parece un milagro es que Urzúa, el jefe de los mineros, haya salido del centésimo subsuelo, haya pisado la tierra que pisamos todos y haya tenido la coherencia para articular siete palabras: “Esto no tiene que pasar nunca más”.

Siguen pasando diarios, artículos publicados en Internet. Leo por ahí que recibirán asistencia psicológica durante dos meses y me parece una aberración. No hay que ser un académico para darse cuenta de que un trauma de tal magnitud seguramente necesite asistencia por unos cuantos años (por lo menos).

Leo ideas de negocios alrededor de ellos y su historia. Noto que se transforman en mercancía: ya tienen valor de uso y también valor de cambio. Me provoca tristeza. Y, la verdad, pienso que quiero que se hagan millonarios y no pisen nunca más una mina, aunque creo que ni siquiera así podrán librarse del recuerdo de los días negros.

sábado, 16 de octubre de 2010

LA GORDA VERO

La chica de azul es mi amiga desde los 13 años. Y desde que tenemos 14 yo le digo “la gorda”. La Gorda Vero. Quiero que quede claro que se trata de un apodo cariñoso: hago referencia a sus kilos de ternura.

Porque no era ella sola la que se comía todo, la que aparece toda cachetona en las fotos de la secundaria. Yo también tenía los míos y entre ambas juntábamos las monedas para armarnos una mini picadita en los recreos: chizitos, palitos, papitas y, si alcanzaba, un juguito Baggio.

A la Gorda nunca le gustó hacer ejercicio, eso sí. Para estar con su grupo de amigas quiso anotarse con nosotras en atletismo… Claro, nosotras estábamos en Atletismo I, pero cuando ella dio la prueba la mandaron a Atletismo III. Y sufrió tanto para aprobar la materia que después se pasó a Vóley V.

Hoy en día, con 28 años, hace actividades de vieja: sale a caminar por el parque o anda un poquitito en bicicleta.

La Gorda Vero es tan buena que se encarga de sus hijas, de su marido, de sus amigas y asiste a su familia cuando alguno de ellos atraviesa momentos difíciles.

Tan, pero tan buena, que siempre cubrió a Alicia, su mamá, cuando todas las tardes se escapaba al bingo de Lomas. “¿Dónde está tu madre?”, preguntaba Edgardo, el papá. Y ella contestaba que no sabía, que quizá había salido a hacer compras.

Tan, pero tan buena, que se ríe cuando su hija Julieta le repite algo que yo le metí en la cabeza a la nena: “Mamá terminó la secundaria porque se sentaba con vos, ¿no tía?”.

Tan, pero tan buena, que todos los días me llevaba a comer a su casa, consciente de que en la mía me iba a tener que cocinar yo. Gracias, Gorda, por compartir conmigo esos mediodías de milanesas, esas tardes de café con leche y facturas, esas noches de pizzas caseras.

Tan, pero tan buena, que yo sé que si tuviera hijos y quisiera engañar a mi pareja, ella me los cuidaría. Y no me preguntaría nada (y esto responde a un chiste interno, eh, nada de fobias a la pareja).

Ojo. Perfecta no es. Y tiene raptos de egoísmo. Por ejemplo, les compra helados grandes a sus hijas para ella tomar lo que las chiquitas dejan, además del suyo. O cocina cosas que sólo le gustan a ella, para comérselas todas.

“Yo muy lento voy remando”, leo en el mensaje personal de su MSN. Casi una declaración de principios de alguien que logró todo lo que tiene gracias al esfuerzo y al sacrificio. Yo lo veo de cerca.

Porque podría haberse quedado quieta, pero no. Y mientras cría a sus nenas (además de Julieta, tiene a Micaela) estudia para ayudar en la formación de los chicos de los demás: este año se recibe de maestra jardinera.

Ahora que lo pienso, no debe haber sido fruto del azar que haya nacido un 17 de octubre. La lealtad es una de sus banderas. La mina está siempre. Y hoy, en su cumpleaños, la que está con ella soy yo.

Te quiero, Vero.

martes, 12 de octubre de 2010

MADRES

Hay madres perceptivas, hay madres sensitivas y hay madres instintivas.

Hay madres corajudas: dispuestas a dar la vida por hijos con piel de judas.

Hay madres animales: esas que cuidan a sus hijos como las perras a sus cachorros. Madres leales.

Y madres que tienen que luchar con artilugios legales por culpa de padres inmorales.

Hay madres silenciosas. Pobres de palabras, ricas de sentimientos.

Hay madres afectuosas y hay otras que aprenden a demostrar afecto a través de otras vías de comunicación.

Hay madres predecibles y, claro, hay madres insustituíbles.

Hay madres abandónicas, que no se dan cuenta de que lo que dejan al abandonar a sus chiquitos es a ellas mismas: madres que se despojan de parte de su ser.

Hay madres materialistas y hay madres inmateriales: madres que crían con lo mejor de ellas a los hijos de otras madres.

Hay madres biológicas y otras que tienen que resolver cómo superar la materia.

Hay madres naturales, como la Pachamama: la madre más grande de todas las madres, porque es la madre tierra.

Hay madres que ya nacen madres y hay madres que tienen que armarse para serlo. Hay madres destinadas y madres improvisadas.

Hay madres que emocionan y hay otras que te traicionan. Y hay algunas que las dos cosas.

Hay madres que son padres. Y hay madres que qué madres, puta madre.

Hay madres inteligentes, absorbentes, exigentes.

Hay madres que no merecen a sus hijos y también hijos que no merecen a sus madres.

Hay madres que son nerviosas, celosas, asquerosas. Y hay otras que son amorosas.

Yo tengo a la mía y vos tenés a la tuya. Y a todos y a cada uno nos tocó una. Y a algunas ya les tocó serlo.

lunes, 27 de septiembre de 2010

YO NO ME QUIERO CASAR


Por si tenía dudas, una ceremonia civil me confirmó un sentimiento que ya circulaba por mi mente: yo no me quiero casar.
No quiero firmar ningún contrato, porque eso hago cuando tengo que alquilar un departamento o cuando una empresa me llama para algún trabajo. No quiero jurar algo para toda la vida, porque no estoy en condiciones de predecir mi futuro: muchos menos de garantizar amor eterno. No por el amor, sino porque no puedo garantizar nada.
Tampoco me parece que una jueza o juez me hable de cuestiones amorosas y de convivencia con una carga moral que su cargo no trae implícita: ¿quién te creés que sos, jueza?
De cuestiones religiosas, obvio, mejor no hablemos.
También estoy en contra de las tradiciones. Y no me gustan los clichés de algunas fiestas: nada de mariachis, de odaliscas, ni de las velas con un mensaje para cada persona. No. No.
Estoy a favor, claro, de las demostraciones de amor originales. No quiero odas al enamoramiento ni a la vida en pareja, ni mensajes de otros sobre lo fabuloso que es el vínculo de tales personas. Que quede claro: no digo que no hay que tenerlas, sólo que considero que no hace falta hacerlas públicas.
Y, como dijo un sabio amigo mío, no nos mintamos: hay cosas de estar en pareja que son una mierda.
Las celebraciones sí me gustan. Reunirse con amigos, divertirse: bailar, comer, beber, charlar, reír. Aunque eso implique tener que vestirse con ropa que no es la habitual e insultar un poco cuando los tacos te hacen doler los pies.
La gente se pone linda, pero para mí la gente es más linda sin grandes producciones. Es como las películas: no son mejores las que vienen de Hollywood.
Una fiesta incluye también ver a gente grande bailando. Es extraño, pero pocas cosas son más ridículas que una persona mayor danzando en una pista de baile. Los movimientos de los cuerpos son lentos, toscos: como si el paso de los años quedara todo expresado ahí. No me dejen bailar en una fiesta cuando sea vieja, por favor.


De todo esto hablaba yo en la mesa 10, con Vicky, Paulita, Sole, Pablito, Leo y Marian, el sábado a la noche, cuando en realidad ya era domingo y estaba por ser víctima de algo que consideré un padecimiento.
Nos dirigimos a la pista. Las chicas sacaron las cintitas, una se ganó el anillo. Marian se ofreció a sostenerme mi copa de champagne, justo cuando yo reiteraba algunas de las cuestiones que sostuve líneas arriba.
Lore lo arrojó. Vi cómo él salió de sus manos e hizo un globo en el aire perfecto: ni Gastón Gaudio hizo uno mejor en toda su carrera.
Lo vi venir, fue el mejor centro que alguien me tiró alguna vez. Lamentablemente, no se trataba de una pelota y yo no tenía un arco enfrente. Había chicas delante de mí y yo las vi: ninguna se esforzó por saltar para quedarse con él. Forras.
Estaba condenada. Me resigné e hice una expresión de disconformidad. “La puta madre”, musité. Bajé la cabeza, levanté mi mano izquierda y el ramo de fresias blancas finalmente se quedó conmigo.





Hubo algunas risas cercanas, pero ahora que lo miro acá, en un florero de mi casa, siento que quien se ríe más fuerte es él.

sábado, 18 de septiembre de 2010

FERNANDO CABRERA (Un post de fan total)



Es, quizás, el artista que más me conmueve. Estuve al borde de las lágrimas la primera vez que escuché en vivo la canción "Por ejemplo", que hizo con Eduardo Mateo. La miré a mi amiga Ceci, que estaba sentada a mi lado, con los ojos bien grandes. No hizo falta que habláramos, las dos pensamos lo mismo: Cabrera nos desbordó. Y habíamos pagado apenas 10 pesos para verlo.

Hace unos días hice una especie de 'mini track list' con mis canciones favoritas y una breve descripción. Fue un acto humilde, teniendo en cuenta mi desconocimiento musical. Humilde pero sincero, claro.

Te abracé en la noche.
Qué frase! Y qué tema, por favor. Impresionantemente triste. Pocas canciones transmiten tanto y tan claramente ese sentimiento: alguien que es dejado y que sigue profundamente enamorado. Dolor, intenso, en cada una de las líneas. Me animo a decir que Fernando tiene la mejor prosa del Río de la Plata (¿Cómo es eso de que los argentinos les decimos rioplatenses a los uruguayos? Ja).
Cabrera y Rada... Gran interpretación del Negro, un genio.
EL TEMA, ACÁ


Méritos y merecimientos.
Acá aparece todo lo contrario, digamos. En este caso la historia es de alguien que no puede creer que la persona por la que se desvive esté con él. "Y me detengo a pensar / si yo merezco el milagro / de escucharla respirar". Im-pre-sio-nan-te. Nadie elije tan bien las palabras para una canción como Cabrera, que parece que escribiera con un diccionario al lado. "Que se lleva mi canción / hecha un silbido que viaja". Por favor, cuánta delicadeza, cuánta suavidad. ¿O no te imaginás al escuchar esa frase notas musicales viajando por el aire?
EL TEMA, ACÁ


El tiempo está después.
¿Si es capaz de descubrir Uruguay? Bueno, acá está. La mención de calles, del carnaval, un recorrido por la melancolía oriental. Con ese tono, con esa cadencia en la voz que tanta gracia me hace. En esta canción, como en varias, con un recurso suyo que lo caracteriza, se permite jugar con oposiciones: "Se llama soledad / se llama gritos de ternura". Gritos de ternura, como también otra canción: dulzura distante. Muy bueno.
EL TEMA, ACÁ


Críticas.
Acá el ritmo de la voz es candombero. La guitarra, en cambio, hace otra cosa diferente. Eso, hasta que aparece el coro, que le imprime un ritmo más brasileño, con toques rioplatenses. En este, el querido Fernando se critica, como lo afirma desde el título. Incluso lo asume: "canto mal".
EL TEMA, ACÁ


Al mismo tiempo.
No voy a negarlo, está claro. Cabrera es un poco depre. Es evidente, está en cada una de sus letras. Hasta las más esperanzadoras tienen alguna línea triste. Acá menciona la palabra esperanza: "Le digo chau y se queda esperanzada / pues sabe que mi camino termina acá. Y después agrega: "Yo sé que nos vemos en el final". Jaja, un genio.
EL TEMA, ACÁ

miércoles, 15 de septiembre de 2010

LA ECONOMIA COMO ENSEÑANZA DE VIDA


(...) Los deseos son refinables y una vez satisfechas las necesidades primarias, desearemos algo más, de forma que a medida que aparecen nuevos productos surgen nuevos deseos.

(...)

El procedimiento normalmente seguido en el desarrollo de la investigación tiene tres fases:
  • En la primera se observa un fenómeno y nos preguntamos la razón por la que puede existir una determinada relación.
  • En la segunda se formulan una serie de hipótesis y se desarrolla una teoría que intenta explicar el fenómeno observado.
  • En la tercera se contrastan o verifican las predicciones de la teoría confrontándolas con los datos.
Traduzco esto último. 1) Salís con un chico y ves determinada característica que no te gusta. Ejemplo: una extrema timidez. Te preguntás: ¿por qué será así?
2) Empezás a pensar. Puede ser porque no tiene confianza en sí mismo, porque es inseguro. O no, quizá hay algo que esconde que le genera vergüenza. Claro, debe ser esto porque tal y tal cosa.
3) Conocés a su familia y tenés la muestra: su hermano es todo lo contrario, su mamá te cuenta que de chico ese hermano se portaba muy mal. La información es esa: la timidez viene de una característica para diferenciarse de su contexto.

...

Esto me queda claro. Lo que se me complica es la parte de oferta, demanda, teoría del consumidor y todos los grafiquitos que adornan el libro e intentan explicarme en clases.

lunes, 6 de septiembre de 2010

VAMOS LOS REDONDOS*


Mi amiga Ceci soltó el tema en una de nuestras tantas charlas sobre hombres: dijo, sin tapujos, que a ella le gustaban los futbolistas gordos.

Para qué.

“Los gordos, sí. Son los mejores: buenas piernas, cola ancha, espalda grande. Y pancita: unos kilitos de más. Real, chicas, eso es real. Ojo, los tipos comen, pero corren, eh. La mezcla perfecta”.

Eramos nueve y se armó un escándalo. Flori, fanática de los abdominales marcados, saltó en defensa de los hombres tabla: con su poco conocimiento futbolero nombró a Diego Forlán. Nati le agregó años a los músculos. “Yo voto por el estilo José Luis Calderón”, opinó. Romi y Pao coincidieron en los flacos fibrosos (“la Brujita Verón, Zanetti”, mencionaron), mientras que Beti y Anita se inclinaron por los flacos medio-pelo. Era previsible: las dos intercambiaron besos con Jonathan Santana en la secundaria. ¿La gorda Vero? Ella, que lo único que sabe es que el fútbol se juega con una pelota, estuvo de acuerdo por una cuestión de empatía.

Yo me mantuve al margen hasta que a Ceci la tildaron de bagayera. Con los gordos no se jode.

Entre las dos nos convertimos en abogadas de una causa. Primero hablamos de analogías brillantes entre la pelota y la comida. El pan y queso, los centros a la olla, la frase “lo que te devoraste”. Y más: el “¡qué morfón!”, el “pongan huevo”, los arqueros con manos de manteca. Mostaza Merlo, Pancho Varallo, Fideo Di María. Y la versión de apodos golosineros: Topolino Riquelme, Chocolate Baley.

Fundamentos teníamos de sobra ante esas discriminadoras. Diego Maradona, el mejor futbolista de la historia, fue gordo. Y se comía todo, pero no le tomaba la leche al gato. ¿Qué fue Distéfano? Bueno, otro gordito. ¿O no leyeron, chicas, sobre los rollitos de los jugadores de aquel Real Madrid? Puskas también los tenía, eh.

Lo nuestro fue un monólogo, pero de a dos. Hablamos de hambre de gloria, de gula de títulos. Y, seguras, afirmamos que los rellenitos son más lindos porque para triunfar tomándose licencias con la comida realmente hay que poseer talento.

Jugábamos a imaginar al Diego comiendo guisos de lentejas cuando llegamos a una conclusión indiscutible: para ser campeón hay que tener un gordo en el equipo.

En el plano internacional, nombramos a Ronaldo, que vaya a saber cuántas feijoadas ingirió en su vida y a otros dos brasileños: Ronaldinho y Adriano, pequeños panzones. A Iván René Valenciano. Al paraguayo Emilio Ibarra, sabiamente apodado El Ancho. A Salvador Cabañas. Los invito, incluso, a que vayan a Google y escriban William Foulke. Están a un click de ver al primer futbolista (arquero) obeso de la historia.

Para qué.

A la memoria se nos vino aquel Vélez multicampeón: Chilavert y la delantera rechoncha, con el Turco Asad y el Turu Flores, 190 kilos de potencia goleadora. También el Beto Márcico, que una vez, durante una entrevista, tomó siete helados. Y después les narramos las hazañas del Búfalo Funes, del Puma Rodríguez, que ascendió a la B Nacional con Olimpo y se cansó de pagar multas por exceso de peso. Además nos acordamos de Omar Palma, que dio la vuelta con Central y citamos una frase bien descriptiva de Ramón Díaz sobre Cavenaghi: “Con ese culo, ese pibe no puede jugar en River”. Así le fue.

A veces pienso que a Néstor Gorosito le llegó el tema de nuestra charla y por eso contrató a Fabbiani. Pipo, querido, Ceci dice que a los gordos también hay que saber rodearlos. ¿O te creés que Ortigoza jugó solo en Argentinos?

Para ser campeón hay que tener un gordo. Ya lo saben. Sin querer, encontramos la fórmula del éxito. De nada, muchachos.


*Texto de no ficción publicado en la revista Un Caño del mes de septiembre de 2010 (sí, hace días nomás).

jueves, 2 de septiembre de 2010

LA ISLA DEL SOL


Acá y ahora los días son grises y pesados, pero allá y ayer, hace apenas unos meses, el sol era el que abría nuestros días. Una pequeña embarcación nos llevaba a un lugar que hasta poner un pie sobre la arena era apenas un nombre más en el mapa: un destino más en un viaje de 20 días.

Ojalá hubiera sido tan solo eso. Pasamos poco más de 48 horas ahí, pero fue la primera (y hasta ahora única) vez en nuestra vida en la que sentimos que la naturaleza nos abrazaba. No caminamos: nos deslizamos por senderos rodeados de un lago azul celeste que nos hizo sentir que eso que vivíamos era una ilusión. Un anhelo de un sitio de paz.

Que no era un sueño. El lugar existe.

El aire parecía atravesar nuestros cuerpos, era difícil hablar ante tamaña manifestación paisajística. La perfección, toda, estaba ahí, frente a nosotros. ¿Cómo no preguntarse en esos minutos de contemplación el sentido de la vida?

El milagro ocurrió, sentimos que nos recorría la sangre. La madre naturaleza nos integraba a su universo. El aire circulaba por nosotras. Eramos una figura más. Limpias, silenciosas, transparentes.

El hombre (la mujer, dos mujeres, en este caso) ante su propio ser. Y ella, que nos cobijó con su amor más profundo. Con armonía, pero también con intensidad.

miércoles, 25 de agosto de 2010

EL EGOISMO ES...

...enojarte con tu hermano, a quien ya le regalaste un alfajor Havanna, pero no, se ve que no fue suficiente, porque él viene a visitarte a TU casa y lo ves que agarra UNO MAS de tu caja de seis.

Y vos, bien turra, se lo echás en cara. Y renegás delante suyo, no podés ocultar cuánto te indigna que te coma uno de los tres alfajores que te quedan y que, él sabe, son tus preferidos. El lo sabe, sí: a vos se te cae la baba, los comés despacio para que duren más, disfrutás ese dulce de leche como uno de los grandes placeres de la vida.

Le remarcás que te los habían regalado a VOS y no a ÉL. Te dice que bueno, que no lo come. Claro, te juega con la culpa, te psicopatea. Y vos, tontita, caés en la trampa. Seguís enojada, pero le decís que todo bien, que ya está. "Comelo, tarado, comelo".

...

...

Pará... ¿Quién es el egoísta?

jueves, 19 de agosto de 2010

UNA QUEJA EN EL LIBRO DE


Me dirijo a ustedes con el fin de manifestarles mi malestar respecto a un servicio brindado por su empresa. Tomé el coche 310 de Balut (patente FFN 259) el día miércoles 17 de febrero en Villazón.

El viaje fue sólo percances. Me vendieron un servicio que supuestamente salía a las 10 de la mañana, pero terminó saliendo a las 11.30. El trámite en la frontera lo hicimos los pasajeros, cuando en realidad nos habían dicho que ni íbamos a tener que bajar del micro porque eso lo realizaría la azafata.

Cuando bajamos del micro, me robaron el agua mineral que tenía para tomar. Quiero destacar que en ese momento los únicos que tenían acceso al ómnibus eran los choferes y la azafata.

Clara, la azafata, trató de "pelotudo" a un pasajero que se demoró con un trámite en la frontera. De pelotudo, literalmente. Una maleducada.

El chofer, ante la queja por el no funcionamiento del aire acondicionado, amenazó que cuando lo arreglasen iba a ponerlo bien fuerte de noche y advirtió: "Mejor que después nadie se queje por el frío". El mismo contó que había llegado con el aire roto el día anterior a Villazón y que ahí nadie podía arreglárselo.

Viajamos sin aire hasta las 19, cuando nos hicieron bajar en San Salvador de Jujuy. Allí nos demoraron casi tres horas. Volvimos a salir a las 21.45.

La llegada estaba prevista para el jueves a la mañana. Como eso no sucedió, tuvimos que parar a almorzar en un arador en Santa Fe. Obvio, los gastos estuvieron a cargo de los pasajeros. Llegamos a Liniers a las 19.15.

Nunca había viajado en Balut, pero ya me estoy encargando de difundir que es una empresa pésima. Y ojalá en algún momento pueda tener la oportunidad en mi trabajo de difundir el mal servicio que brindan y que así sean muchas más personas las que lo sepan.

Mi malestar para con ustedes es total. Y quiero que sepan que enviaré esta carta a defensa del consumidor, porque me vendieron algo que no cumplieron en lo más mínimo. Ojalá se pueda hacer justicia.

Atte.

domingo, 8 de agosto de 2010

NI

Me encantaría recordar quién fue la persona que dijo que la camada de los que nacieron en los ’80 compone una generación de actores de reparto.

Generalizo, sí. Pero coincido.

Ni comprometidos, ni pasionales, ni introvertidos, ni impulsivos, ni reaccionarios, ni desaforados, ni retraídos.

En la mitad. En el medio de todo eso. Ni.

martes, 3 de agosto de 2010

HINCHADAS UNIDAS POR VOS


Estaba en el más allá cuando se me ocurrió una idea que, ahora con los pies en la tierra, me parece interesante.

¿Y si cada uno de nosotros tuviera su hinchada propia? Imagínense: apretamos un botón cuando la necesitamos y ella aparece, lista para alentarnos. Claro, no la integran gordos choripaneros o punteros políticos. No: ahí, en el tablón, está nuestra gente. Todos vestidos con camisetas con nuestras caras, con bandera gorro vincha en el paraavalanchas.

Y te llega un examen, por ejemplo, y ellos gritan, tiran papelitos, arengan: “Aye, Aye, Aye, huevo, huevo, huevo”. De golpe no sabés una respuesta del parcial y se escucha: “Uuuuuuuuhhhhhhhhhh”, seguido por: “Aunque ganes o pierdas, no me importa una mierda, sigo siendo de Aye…”.

Y así, aplicado a todo. ¿Qué les parece?

miércoles, 28 de julio de 2010

ULTIMAS NOTICIAS

Alarma. Hoy me percaté de que voy al mismo gimnasio que Pocho La Pantera y que Elena Cruz, la mujer del fallecido Fernando Siro (más recordados como el matrimonio fascista).

El se ríe mucho con su personal trainer mientras hace fierros y ella camina con cara de amargada sobre la cinta. A mí me da bronca: odio que los fachos gocen de buena salud.

domingo, 25 de julio de 2010

CAMINO A LA GLORIA




Sierras, arroyos, ruta. Otro aire: puro, purísimo. Silencio, naturaleza, tranquilidad. Paz. El camino, autos que viajan a algún lugar. Y después de aquel preludio que abrazó nuestras ilusiones durante cinco kilómetros, la gloria. Ahí, como si nada.

sábado, 26 de junio de 2010

CONSEJOS A UNA AMIGA QUE TIENE UNA CITA (JUSTO DURANTE EL MUNDIAL)

Escuchame... Andate linda, eh, bien linda. ¿Qué te vas a poner? ¿Pollera? Bien, perfecto. ¿Remera nueva? Buenísimo. Hacete un lindo peinado y ya está.

Escuchame... Ponete la camiseta, eh. Transpirala. Andá y comete la cancha. ¿Lo viste el otro día al Kun Agüero? En 15 minutos se comió la cancha. Quiero que hagas lo mismo. Y ojo, que te conozco. No te hagas ningún gol en contra, boluda, eh. Si se te complica, nada de salir jugando, de pasársela al arquero. La despejás y punto, te armás de abajo otra vez. No te metas en quilombos en tu propia área.

Ya sabemos cómo es él. Acordate: vos manejá la situación. Sé árbitro de tu propio partido. Si él la caga, le sacás la roja. Pero los tiempos los manejás vos. Pensá que sos como la FIFA: ponés las reglas.

Sabemos que muchas veces el rival se transforma en un Messi y te sorprende en cualquier momento. Por eso, vos tranquila, atenta. Seguilo, marcalo, de cerca. Y si se te escapa, le ponés la pierna fuerte, que sienta un poquito la presión a ver qué pasa. Tenés que ser tiempista, como Passarella, como Demichelis, viste...

¿Juegan en cancha neutral? ¿Sos local? Perfecto. Hacé jugar al público a tu favor. Y tené en cuenta que la experiencia pesa, podés usarla también. Si es necesario, tirásela encima. Camiseteala, loca. Mística, mística.

Si necesitás que te acompañe al bar, me avisás. Que voy con los trapos y no para de cantar: “Ohhh, sos un sentimiento, no puedo paraaaaar”. Vamos, fuerza, la hinchada está con vos. Ya estás en octavos.

Vamos, vamos, tranquila. Con calma. Estás jugando tu propio Mundial, campeona.

viernes, 18 de junio de 2010

UNA HISTORIA DE AMOR III (bis)

La conoció así, casi en plan de buscador de almas esforzado, pero seguro de sí. Convencido del nuevo descubrimiento, abonado a la fe en las palabras como agentes reveladores de la sensibilidad. O de una que a él lo cautivaba. Creyó ver un reflejo, quizás el polo positivo de su negatividad. Esas palabras fueron su compañía en una primera noche solitaria. Luego en otra y luego en más. Hasta que empezó a fantasear con ir más lejos. En el viaje de su imaginación no le alcanzaba que esas palabras fuesen compañía: también debía serlo su emisora.

Siempre espera vaya a saber qué y vaya a saber por qué, pero espera porque así hace todo o casi todo. Lo hace hasta que ya no puede esperar y entonces decide actuar, aunque suele lamentar no haberlo hecho antes. Una de aquellas noches recibió una señal y le pareció que debía buscar a quien robaba su atención. Tuvo un encuentro aún más fuerte que los anteriores, pero en el viaje de su imaginación no le alcanzaba que sólo fuese suyo: quería que fuese con ella. Ante todo quiso aclararle lo que ya sabía. Lo sabía él y lo sabía ella: no se conocían. Una obviedad tan grande como el híbrido de su espera.

Entonces las palabras fueron suyas. Las soltó con la ilusión de que viajaran hacia un recuerdo de niñez. Hacia una mañana apacible con la luz del sol en la ventana. Hacia una tardecita de caminata tranquila por Montevideo. Hacia una noche de melodías lindas. Un viaje hacia cosas simples, cotidianas, terrenales. Como él, quizás. Como la idea que se había hecho de ella, al fin. Entonces las palabras fueron suyas y, enseguida, de los dos. Volvió a esperar porque porque así hace todo o casi todo. Lo hizo hasta que ella ya no pudo esperar. Y él tampoco, obvio. Tan obvio como que debían encontrarse y ser, encontrarse y dejarlo ser.

Defensa y Estados Unidos. Llego, pago, bajo, cruzo... Y ya no hay tanto que esperar.

-Hola, Paula.
-Hola, Francisco.

sábado, 22 de mayo de 2010

UNA HISTORIA DE AMOR III

Lo invité yo. Que sí, que no, que no da. Qué va. “¿Querés que un día nos conozcamos? No sé, ir a tomar algo, un café, unos mates…”.
Respuesta: “Obvio!”.

Nunca un signo de admiración me generó tanta alegría y miedo a la vez. Eso: la mezcla de los dos sentimientos y en cantidades iguales.

Es el día. Me levanto, desayuno, voy a terapia. El es así, es asá, lo conocí así, me contactó asá, lo invité yo. Me dirijo al trabajo. Pienso a qué se parece eso que me corre por dentro. A cuando das un examen y esperás la nota. A cuando nace un sobrino. A cuando te preparás para una entrevista laboral. A cuando tenés que hacerle una nota a una estrella. Al primer día de clases.

Pienso que tengo que disfrutarlo, pienso en qué loco, por qué me pasa esto. Pienso que no lo conozco.

Se termina el horario laboral, viajo a lo de una amiga. Hilvano la sucesión de hechos y me parece que todo pasó rápido. Me pregunto: ¿la vida va en fast foward? ¿Sí, no?

Mi amiga me charla, miro el reloj, falta poco. Bla, bla, bla, ja, ja, ja. Estás linda, me dice ella. Confirmo que es mi amiga, más que nunca: me da la dosis de confianza que necesito. Pienso que la amistad es eso: esa situación, esa compañía, esa frase y ese abrazo de despedida. Ese suerte, ese mañana te llamo y me contás. Ese redoblar de apuesta: estás hermosa, me repite ella.

Yo ya me miré al espejo, ya me puse perfume, ya me delineé los ojos. No más pintura: una vez leí que la belleza vulgar era belleza gracias al exceso de maquillaje. No quiero pensar que es mi caso.
Me subo a un colectivo. Toco el timbre, me bajo, estoy a dos cuadras. Paso gente, espero en la esquina porque me detiene el semáforo. Cruzo. Camino y paso restaurantes, después una casa de música, miro discos al pasar. Entre todas las cosas que recorren mi cabeza, siento el ruido de mis pasos. La calle está desierta. En ese silencio, me doy cuenta: ¡Ni siquiera conozco su voz!

Defensa y Estados Unidos. Llegué. Hay un tipo en una esquina y otro en la de enfrente. Me paro en otra, la restante queda vacía. Y espero.

Un auto se detiene, pienso de qué le puedo hablar, un tema al principio que sea ameno. Alguien me pregunta una calle, lo miro, no le puedo responder. Se va, me deja.

Y aparece él.

-Hola, Paula.
-Hola, Francisco.




Antes hubo una historia de amor número uno y una historia de amor número dos.

domingo, 2 de mayo de 2010

ME DIERON UN CARGO

Por primera vez en mi vida me nombraron para algo: desde hace una semana integro el Consejo de Administración del edificio donde vivo.
Hay varias cuestiones lamentables. La primera, es que haya gente que se crea que soy una persona seria. La segunda, es que me nombraron en una reunión de consorcio a la que no asistí. La tercera, es que mi vecino, otro de los integrantes de este consejo, me mande un mail que contiene la siguiente frase: "(...) Con respecto a la asamblea, fue todo muy bien -aunque duró algo así como 3 horas. Entre otras cosas, sos la nueva integrante del consejo de administración, así que bienvenida!".

miércoles, 28 de abril de 2010

ESTAR EN PAREJA...


…consiste en mantener una negociación constante con el otro sujeto integrante de la relación.

Se trata de un vínculo que pone en juego todos los aspectos de una negociación: hay especulación, hay reflexión, hay cálculos, hay sugerencias, hay intereses en juego, hay intentos de convencimiento, hay artilugios, hay mentiras, hay verdades (que pueden doler, o no) y en muchos casos hay hasta cierta perversión.

No sólo eso. Hay una posición dominante siempre. Que no es ejercida por el mismo individuo, sino que varía de acuerdo al motivo u objeto de discusión. El poder a veces lo tiene uno y a veces, el otro.

El verbo ceder empieza a transformarse en un pensamiento recurrente: negociar muchas veces es sinónimo de acordar. Para llegar a un arreglo, obvio, se sigue negociando. Y así.

Los resultados cambian. A veces uno pierde y en ocasiones, gana. A veces uno se deja perder para ganar algo, o viceversa.




P.D.: estar en pareja consiste en muchas otras cosas, lógicamente. Pero esta es la más divertida para un post.

domingo, 25 de abril de 2010

RADAR

Me cuestan los domingos si no leo Radar, el suplemento de Página 12. Vengo de una familia que a lo largo de su historia tuvo un puesto de diarios y los domingos en casa se transitaban, en parte, leyendo periódicos.

Abuelo canillita; abuela que primero ayudaba y después se hizo cargo ante la muerte de abuelo; mamá que ayudaba; nosotros los nietos que pasábamos a leer y éramos cuidados ahí; papá que compró la parada y desde hace 17 años lo atiende.

Radar es, para mí, lo mejor de la prensa gráfica argentina. El mejor suplemento cultural, el mejor en su edición, el mejor en diseño y en fotografía, el mejor escrito. Es difícil que pase un domingo y no haya aunque sea una nota que despierte tu interés. Papá me lo trae siempre; yo lo leo al término del almuerzo.

Está claro: a mí me gustaría trabajar en Radar.

Por si fuera poco, lo uso de consejero para salidas: tengo en cuenta su agenda, sus recomendaciones en la sección Inevitables y los lugares donde comer o tomar el té que publican en el clásico "Salí a".

Recomiendo este número: la entrevista a John Lee Anderson (¡cuántas ganas de comprarme su libro!), la nota sobre Jimi Hendrix y el texto de Gus Van Sant de la página 3, de donde quiero rescatar una frase:

"Creo que cuando tenés 16 y 17 años, estás estableciendo las conexiones con el mundo más importantes que probablemente vayas a hacer en tu vida. Si le preguntás a una persona de 70 años cuál es su canción favorita, será una canción que escuchó cuando tenía 16".

Eso. Esa frase y la compañía de mamá, que ojea los suplementos de Turismo, soñando un viaje vaya a saber dónde, en compañía del silencio que la caracteriza. Eso: Radar, ella y el bizcochuelo de manzanas que hace cuando vengo de visita.

jueves, 8 de abril de 2010

ULTIMO MOMENTO

Analizo renunciar a este blog, dejarlo. Es bueno, teniendo en cuenta que en otros momentos he pensado en renunciar a la vida. Ahora tampoco es que tiro manteca al techo, inflo piñatas, pongo música y hago fiestas. Incluso puede que a veces se me cruce la idea, eh. ¿No se puede renunciar por un tiempo, no?

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¿Y dejar de ser grande?

jueves, 1 de abril de 2010

LA UNIVERSIDAD. LUNES 9 AM

Hay un tipo que debe tener poco más de 40 años y que ya lee apuntes, un lunes a las 8.50 de la mañana.
Adolescentes. Muchos. Conversan. Mucho.
Dos señoras. Una, la miro, me parece, está por desmayarse del calor. En el aula no hay ventilador.
Uno de los tantos adolescentes tiene canas. Me pregunto cuántos problemas se habrá hecho en su corta vida, cuánto estrés debe haber en ese cuerpo.
Hay una chica que habla incansablemente por celular. Y ahora son las 8.55 de la madrugada.
No hay barbas, pero sí proyectos de: puras pelusas.
Y una chica hippie. Una, entre los 40 que debemos ser, aunque no soy buena para los cálculos.

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En un rincón, con la cabeza apoyada sobre la pared, me pregunto qué hago acá. El tipo de poco más de 40 me mira: tiene los ojos desviados. Me pregunto más: ¿cuánto durará esta joda?

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Fui un producto de la educación pública hasta que pretendí tener una profesión. Y ahí, vaga, tuve una formación más vaga todavía en una escuelita privada.

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Estoy en este ciclo que es básico y que es común. ¿Y si es tan básico y es tan común para qué lo hacemos? ¿Por qué no vamos directamente al grano?

jueves, 25 de marzo de 2010

LA ENAMORADORA DE TAXISTAS (basado en una historia casi real)


-A Amenábar al 1600, por favor.

Mary ya hizo ese acto instintivo que tanto placer le generaba. Se paró a 20 metros de la esquina de Callao y Corrientes, sobre Callao, vio venir el taxi con el cartelito rojo encendido, estiró el brazo, lo paró y se sentó.

-Hola –dijo con su voz suave y angelical, con su sonrisa más seductora-. A Amenábar al 1600, por favor.

No hay registro exacto, nosotras en el grupo de amigas no lo llevamos, de cuándo Mary abrazó el mote que mejor la representaba: La Enamoradora de Taxistas.

Permítanme presentarla. Mary es muy linda y esto es una obviedad. No hay belleza por descubrir en ella porque todo está ahí: sólo se trata de mirarla. Rubia, de ojos celestes, delgada, un físico armónico. Linda. Mary es linda.

Sin embargo, ella no le prestaba atención a los chicos comunes. No les daba bola a los que podía cruzarse por la calle, en el trabajo, en la facultad (Mary estudiaba abogacía) o donde fuere. No. A Mary le gustaban los taxistas. Sólo ellos.

-¡Qué lindo esto que tenés acá! Porque cuando llueve podés abrir un poquito las ventanillas y no te entra agua.

Mary sacaba temas de conversación de cualquier cosa y hasta podía llamarle la atención esos plastiquitos que rodean las ventanillas delanteras de los autos. Y les hacía chistes a los tipos, mientras se acariciaba el pelo. Si hasta los tocaba, en señal de confianza.

Ah, ¿qué, no les conté? Mary se sentaba siempre adelante e incluso, para acercarse a los choferes y lograr un buen grado de confianza, les narraba episodios de su vida cotidiana o conversaba con ellos sobre el vínculo con su madre. “Mamá está loca, me manda mensajes de texto por todo. Una vez me puso: ‘Delirio en La Plata. Se salvó Gimnasia’”. Nunca le contamos cuántos viajes hizo, porque era imposible.

A los tipos les gustaba, claro, cómo no les va a gustar. La mina era bella y hablaba de cosas mundanas, buscaba una conexión con ese mundo masculino. Además, no estereotipaba: gordos, flacos, jóvenes, viejos, reos, hippies, clásicos. ¿Qué escuchaban Radio 10? No le importaba: la cuestión es que fuesen taxistas. A partir de ahí, algo positivo les iba a encontrar.

-Ay, mirá qué bien que te funciona la ticketera. ¿Es bárbara, no? ¿Hace cuánto que te la compraste?

Si nos habrá contado historias. Amores, desamores, infidelidades, matrimonios rotos, papelones sexuales, de todo... ¡Las veces que llamó a un Radio Taxi para conseguir los datos de algún chofer!

-Me encanta esta guantera. La veo de afuera, pero se ve súper espaciosa. ¿Ahí te entran todos los papeles y más, no?

Mary pasó a buscar a chicos por paradas de taxi, paró a comer pizzas grasosas en lugares que no podrían estar abiertos si bromatología se diera una vuelta por allí, tuvo relaciones sexuales en esos autos negros y amarillos, mientras de fondo se escuchaba a la operadora que por el radio enumeraba destinos sin parar: “Móvil 478, responda; 574, 574, Chile 654, pasajero Ariel; ¿Acepta el viaje 345?”.

-A Amenábar al 1600, por favor.

Alexis la vio y sintió un impulso que no pudo controlar. La tuvo al lado (recuerden, Mary se sentaba adelante), sintió la estela de su perfume y no hizo falta más. En el primer semáforo ya la estaba comiendo a besos.

-Ay, mirá cómo tuneaste el volante. ¡Sos un loco, vos!

Fue lo único que Mary pudo decir, antes de que el muchacho le agarrara la cara con la mano derecha y le tocara un pecho con la izquierda.

Y llegó a Amenábar, y subió, y el octavo C fue –esa noche- un lugar lleno de fuego.

En mi grupo de amigas no podemos dejar de hablar de eso y reconstruir cada uno de los segundos de ese viaje que le cambió la vida toda. Alexis nunca más bajó, porque Mary, La Enamoradora de Taxistas, tuvo siempre el miedo de que alguna se lo robara. El pibe, que no quería pero ese día finalmente salió a manejar el auto de su padre para ganarse unos pesos, se compró otros coches, se puso una empresita de Radio Taxis y la atendió desde ese octavo C.

Eso sí, cuando Mary y él salen a pasear, van en el tacho.

martes, 9 de marzo de 2010

ALGUNOS OFICIOS QUE PODRIA CUMPLIR BIEN

+ Elegir películas para pasar en viajes de larga distancia.

+ Ser moza.

+ Musicalizar citas (para esto, antes trataría de tomar conocimiento acerca del estado de la relación y de los objetivos de cada uno para con el otro).

+ Brindar asesoramiento acerca de cómo untar tostadas.

+ Recomendar lugares adonde comer (ser algo así como una "restaurante planner").

+ Descongelar heladeras.

+ Hacer guisos de lenteja y/o tartas de atún.

+ Pintar casas.

martes, 2 de marzo de 2010

AMOR PLATONICO

Les presento al chico de la foto. Gerard Butler, escocés, 40 años. Para Hollywood es algo así como el nuevo Russel Crowe. Para los ojos de las chicas es... un bombón, como un bocadito Marroc: la perfección en un cuerpo de un hombre.

Gerard, o Gerry, como le dicen, trabajó como abogado hasta que llegó a desempeñarse como actor. Vale aclararlo: no esperen verlo en alguna película dramática comprometida. Lo encontrarán en alguna comedia romántica previsible.

Lo vi y me enamoré. Y me interioricé sobre él. Gerry tuvo que entrenarse para el film 300 y ahí moldeó su físico. Y si bien ahora parece que tiene una historia con Jennifer Aniston, en su pasado sufrió. Por ejemplo, no tuvo otro contacto con su papá hasta sus 16 años y don Butler falleció seis años después del reencuentro.

Este escorpiano (cumple el 13 de noviembre) protagonizó La cruda verdad y en los últimos tiempos fue ganando popularidad. ¿Qué hay que hacer para cautivarlo? Según sus propias palabras, reírse de las tonterías que dice. "Yo soy un tipo que quiere o pretende ser gracioso y me halaga cuando a una mujer le causan gracia mis chistes", declaró alguna vez.

Obvio, dejó en claro que le gustan las mujeres sexy. "Cada mujer puede ser sexy de muchas formas. Algunas mujeres te sorprenden con su ternura, otras con su minifalda", expresó.

La que lo conquiste tendrá que saber que este hombre fue alcohólico. Y que ahora no bebe, pero lleva una vida casi sin descansos. "Los momentos en los que no trabajo son muy difíciles para mí. No sé vivir una vida normal. Necesito que esté siempre llena".

Yo le perdonaría todo, pero bueno... Me conformo con verlo en la pantallita, deleitándome con esa sonrisa escocesa.

martes, 23 de febrero de 2010

ELLA Y YO, Y MI OTRO YO

Amistad, lo que se dice amistad, es que alguien le pregunte a SU psicóloga por TU problema, porque TU terapeuta está de vacaciones. Que ese alguien se haga la sorprendida por el tema en cuestión, que le manifieste lo loco del asunto y que, entre charla y charla, le tire: "¿O no? ¿Vos qué pensás?".

viernes, 19 de febrero de 2010

EN BOLIVIA PIENSO....

Es extraño pensar que nosotras -Flori y yo, pero los que rodean nuestro contexto en Argentina también- deberíamos ser así como ellos: morochos, de pelo lacio negro, con ojos chiquititos. En verdad, nosotras -Flori y yo, pero nuestro contexto en Argentina también- deberíamos tener los rasgos de los indios que habitaron Latinoamérica. Pero no.
Es extraño pensar que nosotras somos de acá, de esta parte del continente, pero los dueños de estas tierras (por el privilegio de haber sido los primeros pero también por adorarla) son y fueron los indígenas. Hasta que la mano blanca exterminó a muchos de ellos.
En Bolivia, la mayor parte de la población tiene sangre aborigen. Nosotras no: nosotras somos descendientes de europeos.

miércoles, 27 de enero de 2010

DICHO POPULAR


"Andar despacio, comer poquito y dormir solito".

El país al que voy, me dicen, recibe a sus visitantes con este consejo, con esa premisa a tener en cuenta para pasarla (y sentirse) bien.

"Andar despacio, comer poquito y dormir solito".

La cuenta regresiva ya empezó...

miércoles, 20 de enero de 2010

DOCE METAS RAZONABLES PARA 2010


UNO. Organizar una o más fiestas como la promocionada en un post de acá abajo.
DOS. Que cuando levante la mano para llamar al mozo, él me vea y se acerque a mi mesa.
TRES. Dejar de cortarme el dedo gordo de la mano derecha cada vez que rallo zanahorias.
CUATRO. Ser una chica turra, bien turra.
CINCO. Convencer sutilmente a alguien de que me regale el libro Toda Mafalda.
SEIS. Hacer un libro de cuentos con el chico de este otro blog.
SIETE. Encontrar alguna actividad placentera, pero que también me de dinero (primero, lograr que me interese el dinero).
OCHO. Que la psicóloga me diga: “Listo, Ayelén, en serio. No vengas más, ya no lo necesitás”.
NUEVE. Comprarme un sillón.
DIEZ. Confesarle a mi mamá que la vez que sancionaron a mi compañerito de escuela por aquella travesura que yo denuncié, en realidad la culpable fui yo.
ONCE. Empezar tres cursos: uno sobre cine, uno de escritura y otro de pintura.
DOCE. Invocar a San Antonio lo menos posible durante este año.

martes, 12 de enero de 2010

EL CUADERNO DE PRIMER GRADO

Tarea: hacer oraciones con n.

  • Mi papá es muy enano.
  • Yo sé jugar al dominó.
  • Yo tengo mucha pena.

Se ve que me afectaba la primavera alfonsinista...

jueves, 7 de enero de 2010

POR UN MUNDO SIN ACNE

A través de este post quiero comunicar que hoy ¡he terminado mi tratamiento contra el acné!

Fueron seis meses de una intensa lucha contra los granitos que habían invadido mi cara y que habían determinado un diagnóstico gracioso: acné tardío.

En este periodo me tomé dos pastillitas diarias, invertí mucho dinero, puse una gran dosis de paciencia y soporté tener los labios secos constantemente. Pero desde ahora en más tendré una vida sin mantecas de cacao.

No me quiero olvidar y no quiero dejar de mencionar a quien fue clave también en este trabajo: el doctor Gastón Charas, dermatólogo, quien con su nombre de futbolista (en otra vida debe haber sido un gran defensor central) me recibió todos los meses y me alentó desde un principio.

"Yo te voy a curar", me anticipó. Y después pasó de darme la mano a saludarme con un beso y elogiar mi cutis en cada visita a su consultorio. Repito: esta joda duró seis meses.

Esto que me pasó me dejó marcas y no hablo de mi rostro. Desde este humilde lugar quiero comprometerme con aquellos que sufren del acné. Quiero decirles que si quieren formamos una asociación que nos nuclee (a los recuperados y a los no), hacemos vaquitas para comprar Roacután (la droga milagrosa) y organizamos reuniones cual grupo de autoayuda.

Y también podríamos brindar, claro. ¡Brindemos todos por un mundo sin granos, che!

lunes, 4 de enero de 2010

COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ


¿Qué pasaría si un día nos levantáramos y miráramos a nuestro alrededor como si fuese la primera vez que observáramos los detalles de nuestro contexto?

¿Y si besaras a tu pareja de años como lo hiciste el día que descubriste tus labios juntos a los suyos?
¿Y si miraras a tus hijos como lo hiciste el día que salieron de tu vientre?
¿Y si te sintieras en tu profesión tal como te sentiste el primer día?

“Hay que tratar de mirar como si fuera la primera vez. Hay que sacudirse los ojos y sacarse las telarañas. Y mirar, no dejar de sorprenderse”. Ayer escuché a Eduardo Galeano soltar este concepto y me ayudó a cerrar una idea que persigo desde hace un tiempo.

¿Qué queda de los deslumbramientos primigenios? ¿Y por qué parecen tan efímeros, al punto que nos hacen sentir que las cosas pierden valor? ¿Por qué nuestros ojos transforman los detalles que nos fascinan en meros paisajes de la rutina de nuestras vidas?

El ejercicio de que lo que tenemos a nuestro lado nos conquiste casi a diario también depende de cada uno: y es una de las más saludables gimnasias, porque es un entrenamiento para el alma.

¡Qué bastardeada está la valoración!

¿O no te parece mágico escuchar desde tu habitación que hay pajaritos que cantan? ¿O no te conmueve el sonido de la música que te gusta, que sale desde el parlante de tu equipo de música? ¿O charlar con tus amigos no te genera lo mismo que te producía jugar cuando eras un chiquito?

A no restarle importancia, eso sí, al aporte de la experiencia. Porque entonces uno ve y puede anticipar situaciones, como si fuera un pronosticador. Y se puede equivocar, claro, así como fallan los que anuncian sol y al final llueve (o viceversa). Y ojo, porque lo que entra a nosotros por los ojos y llega al corazón también puede producir una sorpresa madura.

¿O acaso tu ciudad no tiene características hermosas, que atraparían a cualquier turista? ¿O el cariño que te brinda tu familia no es, más allá de las formas, el más acogedor que podés recibir? ¿O tener eso que querías no es como recibir el regalo que te trajeron los reyes magos?