lunes, 4 de enero de 2010

COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ


¿Qué pasaría si un día nos levantáramos y miráramos a nuestro alrededor como si fuese la primera vez que observáramos los detalles de nuestro contexto?

¿Y si besaras a tu pareja de años como lo hiciste el día que descubriste tus labios juntos a los suyos?
¿Y si miraras a tus hijos como lo hiciste el día que salieron de tu vientre?
¿Y si te sintieras en tu profesión tal como te sentiste el primer día?

“Hay que tratar de mirar como si fuera la primera vez. Hay que sacudirse los ojos y sacarse las telarañas. Y mirar, no dejar de sorprenderse”. Ayer escuché a Eduardo Galeano soltar este concepto y me ayudó a cerrar una idea que persigo desde hace un tiempo.

¿Qué queda de los deslumbramientos primigenios? ¿Y por qué parecen tan efímeros, al punto que nos hacen sentir que las cosas pierden valor? ¿Por qué nuestros ojos transforman los detalles que nos fascinan en meros paisajes de la rutina de nuestras vidas?

El ejercicio de que lo que tenemos a nuestro lado nos conquiste casi a diario también depende de cada uno: y es una de las más saludables gimnasias, porque es un entrenamiento para el alma.

¡Qué bastardeada está la valoración!

¿O no te parece mágico escuchar desde tu habitación que hay pajaritos que cantan? ¿O no te conmueve el sonido de la música que te gusta, que sale desde el parlante de tu equipo de música? ¿O charlar con tus amigos no te genera lo mismo que te producía jugar cuando eras un chiquito?

A no restarle importancia, eso sí, al aporte de la experiencia. Porque entonces uno ve y puede anticipar situaciones, como si fuera un pronosticador. Y se puede equivocar, claro, así como fallan los que anuncian sol y al final llueve (o viceversa). Y ojo, porque lo que entra a nosotros por los ojos y llega al corazón también puede producir una sorpresa madura.

¿O acaso tu ciudad no tiene características hermosas, que atraparían a cualquier turista? ¿O el cariño que te brinda tu familia no es, más allá de las formas, el más acogedor que podés recibir? ¿O tener eso que querías no es como recibir el regalo que te trajeron los reyes magos?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Te estas poniendo vieja...
Gran año.
Random

Ceci dijo...

yo te diría que te estás empezando a poner vieja, que no es lo mismo...de cualquier forma, está bueno dejarse sorprender por la belleza de las cosas que te rodean, aunque nunca sea exactamente como la primera vez
beso,

Pat dijo...

Yo, que ya soy vieja, hago eso todo el tiempo, miro las cosas con ojos nuevos... Es la única manera de que la vida te dure un cacho más.
Y es cierto lo de los pronósticos. Yo los hago pero en vez de quitarme la sorpresa me adan a prepararme mejor y no perderme nada. Y si... a veces me equivoco.
besitos aye! Feliz año hermosa!

marce / lechu dijo...

Yo creo que te estás poniendo sabia.
Viejo (o vieja) se pone el que le pasa la vida sin poder aprender nada.

Aereal dijo...

llevo mi cámara de fotos todos los días de mi vida conmigo.
al trabajo, al club, a la clase de frances y, por supuesto, a los viajes.
tengo un archivo de fotos que se ordenan por semana del año.
Aye(r) pensaba que ya no importa dónde esté, la luz del sol, la niebal o lo que sea. cada vez encuentro menos cosas que me llaman la atención para hacer una foto.

a veces hago algunas, pero no me guestan en el momento. lo bueno de la fotografía es que con el paso del tiempo, la nostalgia o la subjetividad las hace ver mejores.

me encantaría besar los labios de ella como si fuera la primera vez. antes del amor, antes del dolor, antes de las enfermedades antes de las historias, las subidas y las bajadas. pero no se puede.

los sigo besando con mucho placer, pero lo nuevo es lo nuevo, y los ojos on me saltan como los de la foto de este post.

aún así, me esfuerzo.

Saludos cordilleranos.

areal