lunes, 6 de septiembre de 2010

VAMOS LOS REDONDOS*


Mi amiga Ceci soltó el tema en una de nuestras tantas charlas sobre hombres: dijo, sin tapujos, que a ella le gustaban los futbolistas gordos.

Para qué.

“Los gordos, sí. Son los mejores: buenas piernas, cola ancha, espalda grande. Y pancita: unos kilitos de más. Real, chicas, eso es real. Ojo, los tipos comen, pero corren, eh. La mezcla perfecta”.

Eramos nueve y se armó un escándalo. Flori, fanática de los abdominales marcados, saltó en defensa de los hombres tabla: con su poco conocimiento futbolero nombró a Diego Forlán. Nati le agregó años a los músculos. “Yo voto por el estilo José Luis Calderón”, opinó. Romi y Pao coincidieron en los flacos fibrosos (“la Brujita Verón, Zanetti”, mencionaron), mientras que Beti y Anita se inclinaron por los flacos medio-pelo. Era previsible: las dos intercambiaron besos con Jonathan Santana en la secundaria. ¿La gorda Vero? Ella, que lo único que sabe es que el fútbol se juega con una pelota, estuvo de acuerdo por una cuestión de empatía.

Yo me mantuve al margen hasta que a Ceci la tildaron de bagayera. Con los gordos no se jode.

Entre las dos nos convertimos en abogadas de una causa. Primero hablamos de analogías brillantes entre la pelota y la comida. El pan y queso, los centros a la olla, la frase “lo que te devoraste”. Y más: el “¡qué morfón!”, el “pongan huevo”, los arqueros con manos de manteca. Mostaza Merlo, Pancho Varallo, Fideo Di María. Y la versión de apodos golosineros: Topolino Riquelme, Chocolate Baley.

Fundamentos teníamos de sobra ante esas discriminadoras. Diego Maradona, el mejor futbolista de la historia, fue gordo. Y se comía todo, pero no le tomaba la leche al gato. ¿Qué fue Distéfano? Bueno, otro gordito. ¿O no leyeron, chicas, sobre los rollitos de los jugadores de aquel Real Madrid? Puskas también los tenía, eh.

Lo nuestro fue un monólogo, pero de a dos. Hablamos de hambre de gloria, de gula de títulos. Y, seguras, afirmamos que los rellenitos son más lindos porque para triunfar tomándose licencias con la comida realmente hay que poseer talento.

Jugábamos a imaginar al Diego comiendo guisos de lentejas cuando llegamos a una conclusión indiscutible: para ser campeón hay que tener un gordo en el equipo.

En el plano internacional, nombramos a Ronaldo, que vaya a saber cuántas feijoadas ingirió en su vida y a otros dos brasileños: Ronaldinho y Adriano, pequeños panzones. A Iván René Valenciano. Al paraguayo Emilio Ibarra, sabiamente apodado El Ancho. A Salvador Cabañas. Los invito, incluso, a que vayan a Google y escriban William Foulke. Están a un click de ver al primer futbolista (arquero) obeso de la historia.

Para qué.

A la memoria se nos vino aquel Vélez multicampeón: Chilavert y la delantera rechoncha, con el Turco Asad y el Turu Flores, 190 kilos de potencia goleadora. También el Beto Márcico, que una vez, durante una entrevista, tomó siete helados. Y después les narramos las hazañas del Búfalo Funes, del Puma Rodríguez, que ascendió a la B Nacional con Olimpo y se cansó de pagar multas por exceso de peso. Además nos acordamos de Omar Palma, que dio la vuelta con Central y citamos una frase bien descriptiva de Ramón Díaz sobre Cavenaghi: “Con ese culo, ese pibe no puede jugar en River”. Así le fue.

A veces pienso que a Néstor Gorosito le llegó el tema de nuestra charla y por eso contrató a Fabbiani. Pipo, querido, Ceci dice que a los gordos también hay que saber rodearlos. ¿O te creés que Ortigoza jugó solo en Argentinos?

Para ser campeón hay que tener un gordo. Ya lo saben. Sin querer, encontramos la fórmula del éxito. De nada, muchachos.


*Texto de no ficción publicado en la revista Un Caño del mes de septiembre de 2010 (sí, hace días nomás).

4 comentarios:

Nicolás dijo...

Si alguna de tus amigas (particularmente las que se hicieron las rififí) dice que no se comió un gordito en algún reservado, a oscuras, con bastante -o no- alcohol en sangre, miente.

SFC dijo...

Es verdad que hay gorditos que juegan bien. Ahora, cuando esos gorditos están más flaquitos, juegan todavía mejor. Todos, Maradona, Ronaldo, Chilavert, jugaron mejor cuando más flacos estaban. En cuanto al gusto tuyo y de tus amigas, ahí no me meto. Sé que hay muchas mujeres a las que les gustas hombres con algún rollito de más, bien corpulentos. Gustos son gustos!

Doamna care plânge dijo...

Me gustan los rellenitos jejeje :)

PABLO U dijo...

Qué increible: que te publiquen una charla con tus amigas en una revista ya es hablar de otro nivel.
Sin dudas estamos ante uno de los exponentes más importantes de su generación de periodistas.