miércoles, 20 de octubre de 2010

DE MINAS Y MINEROS

Y resulta que ahora, paso a paso, minuto a minuto, los mineros se transforman en mercancía.

Ay.

Seguí en estos días el caso del rescate de los mineros un poco por elección y otro tanto por imposición de los medios. Y quedé en estado de shock, con una efervescencia que me corre por dentro y que quiero compartir.

Porque la prensa... Ay, la prensa. Ay, las empresas mediáticas. Ay, el circuito global de comunicación.

Atravesamos (todos, fue imposible quedarse al margen) y fuimos testigos de un verdadero show. Una serie de días en los que se expusieron las vidas de todos y cada uno de esos 33 mineros. Tiempo en el que se transformaron en públicas cuestiones privadas.

El show fue tal que, después de haber estado meses bajo tierra, soportando 40 grados de temperatura y casi un 100 por ciento de humedad, los mineros (oh, mineros), salieron limpitos, afeitados, delgados. Perfectos para la foto.

Bienvenidos, este es su show, podrían haberles dicho.

Vaya a saber cuánto gana un minero. No lo leí ni lo escuché. ¿Qué salario (si se puede llamar así) percibía cualquiera de esos hombres que trabajaban en la mina San José?

Está claro qué sector de la sociedad tiene que recurrir a ese empleo. Ser minero es transcurrir la vida en condiciones fatales para un ser humano. Supe en Bolivia que el promedio de vida de un minero no va más allá de los 55 años (hay excepciones, claro). Se trata de hombres que trabajan bajo tierra, muchísimas más horas por día que lo que el cuerpo admite. Que realizan un trabajo insalubre: esfuerzo, sacrificio, y en un ambiente en el que falta el oxígeno, en el que el riesgo de derrumbe es permanente. Se trata de un trabajo en el que la fuerza física es el capital.

Y se habla de milagro. A no confundir: milagro es que hayan logrado mantenerse vivos, no el rescate. El rescate, en tal caso, es lo que genera asombro, admiración. Y es fruto del trabajo de hombres que, en este caso, tuvieron la posibilidad de prepararse para ser ingenieros y armar un ducto, para ser psicólogos y tratar con gente que está en situación de encierro, para ser rescatista y poder meterse 600 metros bajo tierra a asistir gente.

Me pregunto: ¿por qué nos tiene que despertar admiración el pueblo chileno? No me refiero a cuestiones de pasaporte, que quede claro. ¿Por qué todo el pueblo?

Leo por ahí un título: “Todos somos chilenos”, dice. ¿Y somos todos mineros? ¿Y nos indignamos, más no sea, por las condiciones de precarización laboral bajo las que están condenados ellos? Ellos: los de acá, los de Ecuador, los de Bolivia, los del planeta tierra todo.

Y nos sorprendemos ahora, días después, porque estos hombres empiezan a ordenar su cabeza y comienzan a rememorar instantes. ¿Y es muy loco que haya circulado entre ellos el tema del canibalismo? ¿Realmente lo es?

¿Y es llamativo que hayan existido discusiones entre 33 hombres que estaban encerrados y en condiciones infrahumanas? Quisieron recurrir a la violencia física, qué bárbaro. Hubo separaciones, un grupito que se aisló, qué loco. ¿No nos peleamos nosotros, acaso, que estamos libres y podemos movernos por donde queramos? ¿Y no lo hacemos muchas veces sin sentido?

A mí lo que me parece un milagro es que Urzúa, el jefe de los mineros, haya salido del centésimo subsuelo, haya pisado la tierra que pisamos todos y haya tenido la coherencia para articular siete palabras: “Esto no tiene que pasar nunca más”.

Siguen pasando diarios, artículos publicados en Internet. Leo por ahí que recibirán asistencia psicológica durante dos meses y me parece una aberración. No hay que ser un académico para darse cuenta de que un trauma de tal magnitud seguramente necesite asistencia por unos cuantos años (por lo menos).

Leo ideas de negocios alrededor de ellos y su historia. Noto que se transforman en mercancía: ya tienen valor de uso y también valor de cambio. Me provoca tristeza. Y, la verdad, pienso que quiero que se hagan millonarios y no pisen nunca más una mina, aunque creo que ni siquiera así podrán librarse del recuerdo de los días negros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mmmm...yo no miro tele, ni siquiera tengo, no supe del show, pero me lo imagino. De todo lo que sucede se puede hacer un show...y lamentablemente, todo lo que poseemos se convierte en mercancia, tiene valor de uso y de cambio: la vida, los derechos, la sexualidad, lo que decimos y lo que pensamos, nuestra intimidad...y más. Todos los ámbitos de actividad humana competen hoy al campo de la economía, o debería decir mejor, de los negocios...
P.D.: un 13 de octubre, mismo dia del resacate a los mineros (pero hace muchos años) encontraron a los pibes del equipo de rugby que se accidentaron en avión tambien en el país vecino; también tienen una peli holliwodense (pero Bardem no existía aun para ser el capitán, del equipo). Lo leí por ahí... ¿¿¿???

De Tal Palo dijo...

Cierto. Lo de "milagro" me parece una tremenda forrada.