Grgrgrgrgrgrgr... ¿Cómo se escribe el ruido de un ronquido? No sé cómo ponerlo en letras, pero su sonido es horrible: es la más fea de las músicas del mundo. Estoy en Barra da Lagoa desde hace dos días -y me queda sólo uno-, en un hostel lleno de europeos. Los dueños, chilenos, son muy buena onda, pero me pusieron en un cuarto con tres ingleses a quienes, a esta altura, detesto. Roncan. Roncan mucho, roncan fuerte. Roncan tanto que te duele la cabeza. Y te despiertan. Me despertaron. Hoy, a las 8 de la mañana (¡en vacaciones!).
Desde esa hora que estoy pensando en cómo los viajes cambian a la gente. No surgió de la nada: acá conocí dos casos paradigmáticos. Hugo, un escritor polaco bastante loco, vino a visitar Barra da Lagoa por una semana. Se quedó dos, se quedó un mes, decidió quedarse a vivir: ya lleva más de medio año aquí. En este hostel conoció a Laura, una alemana bastante cuerda, que vino a visitar Barra da Lagoa por una semana. Se quedó dos, se quedó un mes, se enamoró de Hugo: volvió a su país, pero regresó y hoy vive en este lugar hermoso con su amor.
Conocí también a Gisela, una argentina macanudísima. Gisela es una trotamundos. Nació en Chapadmalal, vivió en Miramar, se fue a España a estudiar y ahí consiguió un intercambio para venir acá: usó al estudio para cambiar su vida (el estudio también puede resultar una buena excusa para conocer lugares).
Mañana regreso a Buenos Aires. Decidí que me voy a cortar un poco el pelo, voy a sacarme turno para el dermatólogo y me voy a hacer un tatuaje. Lo asumo: en Barra da Lagoa soy la más superficial de todas. Y la más cobarde: me encantaría quedarme, pero me vuelvo.
Desde esa hora que estoy pensando en cómo los viajes cambian a la gente. No surgió de la nada: acá conocí dos casos paradigmáticos. Hugo, un escritor polaco bastante loco, vino a visitar Barra da Lagoa por una semana. Se quedó dos, se quedó un mes, decidió quedarse a vivir: ya lleva más de medio año aquí. En este hostel conoció a Laura, una alemana bastante cuerda, que vino a visitar Barra da Lagoa por una semana. Se quedó dos, se quedó un mes, se enamoró de Hugo: volvió a su país, pero regresó y hoy vive en este lugar hermoso con su amor.
Conocí también a Gisela, una argentina macanudísima. Gisela es una trotamundos. Nació en Chapadmalal, vivió en Miramar, se fue a España a estudiar y ahí consiguió un intercambio para venir acá: usó al estudio para cambiar su vida (el estudio también puede resultar una buena excusa para conocer lugares).
Mañana regreso a Buenos Aires. Decidí que me voy a cortar un poco el pelo, voy a sacarme turno para el dermatólogo y me voy a hacer un tatuaje. Lo asumo: en Barra da Lagoa soy la más superficial de todas. Y la más cobarde: me encantaría quedarme, pero me vuelvo.
3 comentarios:
el ronquido es lo peor que hay cuando uno duerme en la misma habitacion con el`"roncador",por suerte mi marido no ronca.
Que bueno que hallas conocido gente copada.
Creo que ahora,ya,hay que pensar en las siguentes vacaciones a pesar que falte mucho tiempo.
Ya que vas a ir al dermatólogo, preguntale cuáles son los pasos a seguir cuando te arrepientas de haberte hecho un tatuaje.
Nos vemos!
Pido perdón por las veces que -resfriada- ronqué y no dejé dormir a una amiga. Flori, mis disculpas.
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