martes, 7 de agosto de 2012

EVA



Julieta tiene nueve años y dice que no quiere estudiar. Que ahora va a la escuela, pero que cuando sea grande no piensa ir a la universidad. Me gusta molestarla con eso, preguntarle: ¿Y vos qué vas a ser cuándo seas grande? Su rechazo a los libros es tan grande que una vez me contestó que quería ser vendedora en Garbarino: encontró ese antagonismo.
Unos días atrás la llevé a la Facultad de Sociales. Fuimos a hacer un trámite, aunque le vendí tan bien la visita que ni un decano le habría encontrado tantas cualidades al lugar. Recorrimos los pasillos, leyó los carteles informativos sobre las carreras que se dictan ahí. Entramos a las aulas, le llamaron la atención los bancos individuales. En una, sin gente, se sentó en uno de ellos, al fondo, bien lejos del pizarrón.
En las paredes había varias fotos. El Che Guevara, Perón, Néstor Kirchner, Cristina, su esposa. Néstor y Cristina, juntos. Mariano Ferreyra. Sin embargo, se detuvo en una calcomanía un tanto vieja que estaba pegada sobre una mesa en desuso. Me preguntó de quién se trataba.
Era Eva Duarte de Perón. Le expliqué que había sido la esposa de un expresidente, que le decían Evita, que era de origen humilde, que su padre no la había reconocido, que había luchado por causas nobles. Que ayudó a los pobres, que intentó que salieran de su pobreza, que quería que todos los argentinos tuvieran trabajo. En fin, una clase berreta de peronismo para niños que tuvo su desenlace.

-Y murió. Está muerta. 
-¿En serio? ¡No te puedo creer, tía! ¡Mirala! Mirá la foto. ¡Parece re joven!

2 comentarios:

Etienne dijo...

En las fotos somos todos jóvenes. El resto de los méritos son más difíciles de conseguir, por más que nos esforcemos...
Entrar en el mundo de los libros es peligroso, porque como si fuera una droga, es un camino sin retorno!
Besos!!

ile dijo...

Que bueno volver a tenerte por este blog! Her-mo-so.El pueblo pide más!!