domingo, 27 de septiembre de 2009

MONTE GRANDE


Declarada ciudad el 30 de octubre de 1964, Monte Grande está ahí, a apenas 28 kilómetros de la Capital Federal. Un dato que la agiganta: el distrito de Esteban Echeverría (que integran MG, El Jagüel, 9 de abril y Luis Guillón) tiene 300 mil habitantes.

La empresa de hamburguesas de la M dorada arribó al lugar hace una década y en ese momento le puso una denominación que le cabe: La ciudad de los árboles. Pero hay más: muchos la consideran "la pequeña Rosario", por la cantidad de talentos que surgen y llegan (que se van y que vienen). Aquí, una breve presentación, a través de nombres insignia, de esos queridos 22,57 kilómetros cuadrados.

Luis Salinas: para aquellos que dicen que es de Lanús, les digo que no. Están equivocados. Uno de los mejores guitarristas argentinos (¿el mejor?) nació en Monte Grande. Es decir, ahí construyó el talento que lo llevó a tocar por el mundo con diferentes artistas. Y en cada lugar el querido Luis nombró a su ciudad natal.

Gillespie (Marcelo Rodríguez): el trompetista de Sumo y conductor radial no sólo nació en la que todos llaman la ciudad de los árboles, sino que vive ahí. Gracias a información de primera mano supe que cuando estaba de vacaciones le robaron el auto del garaje de su casa. Pero él pidió reservas e incluso jamás lo contó en su programa: de eso se trata cuidar la imagen de la tierra de uno.

Paz Martínez: todos lo recordarán por el tema "Hay una lágrima en el teléfono" de una famosa novela televisiva. Paz llegó a la ciudad por amor, ya que ahí vivía su actual mujer. Mi recuerdo con él no es grato: una vez mi abuela nos mandó a mi hermano y a mí a pedirle un autógrafo y él nos dijo que no.

Horacio Cabak: primero modelo, luego conductor de TV. Su mamá es profesora de uno de los colegios más caros de la zona. El, un traidor: vive con su familia en la zona Norte.

Walter "Cubito" Cáceres: se hizo "famoso" cuando llegó al arco de Racing, pero -hay que asumirlo- después pasó inadvertido. Fue al mismo colegio secundario que yo, el Naciones Unidas, pero ahí jamás nadie lo recordó. Mi hermano se lo cruza en el videoclub.

Claudio Rissi: actor. En mis pagos es conocido como "el Jean Reno argentino". Es cierto: se parece. Y quiere tanto a la ciudad que hasta abrió un teatro, donde actúa y también da clases.

María Julia Olivan: podría decirse que la periodista que saltó a la fama en el programa Día D, de Jorge Lanata, construyó su amor por los postres y las comidas en Monte Grande, donde nació. También se formó en el colegio secundario al que fui, o sea que desde la pantalla de Canal 7 puede afirmar, como Cristina, que ella "es un producto de la educación pública".

lunes, 21 de septiembre de 2009

QUE VES CUANDO NO VES


Ahí está, para marcar el paso del tiempo. Para que te quede claro que hay aspectos que la suma de minutos de tu vida va modificando.

Lo asumís: cada día que pasa ves menos. Te reconocés en un gesto: los ojos achinados, la nariz un poquito arrugada, el esfuerzo por enfocar aquello que se ve a lo lejos y que vos no distinguís.

El oculista te dice miopía y te convence de que te va a curar. Te comprás anteojos con cierto aumento. No te gusta cómo te quedan, pero bueno, ayudan a ver de lejos.

Igualmente, los contornos ya no tienen la misma forma que antes, porque ahora ves figuras, formas: imágenes difusas, nubladas. Muchos días te parece que el mundo –según tus ojos, claro- es una nube.

Identificás determinadas cuestiones de la rutina, aunque no las veas bien. Yo, por ejemplo, me doy cuenta cuando viene el 24 porque es el del cartel azul. El número, por supuesto, no lo distingo hasta que él está a dos pasos mío. Y ya perdí la cuenta de la cantidad de colectivos que dejé pasar por no saber cuáles eran, por esa duda de si pararlo o no.

Reflexionás sobre el sentido que se está escapando de tu vida. “Hay cosas que estaría bueno no ver”, pensás. Y le sacás los puntos positivos. La no visión te ayuda a desarrollar los otros sentidos y también estimula tu imaginación. Te metés en el juego y te preguntás: “¿Qué podrá ser eso de colores que se ve allá a lo lejos?”.

Hay una amiga que te espera en la vereda de enfrente. Vos mirás y mirás, pero no sabés si es ella o no. Tiene un sweter fucsia, una mujer es seguro. Enfocás, estirás la pera para ver si así podrás ver un poquito más. Ahí te das cuenta de que esos ojos achinados dibujan otra señal del paso del tiempo: las arruguitas que empiezan a tomar forma en la comisura de tus ojos.

Y ella te manda un mensajito: “Cruzá, soy yo, tarada”.

martes, 15 de septiembre de 2009

ELI-U


Quisiera despertar un día
sin voces, sin gente
sin esa agitación en mi mente, por lo que vendrá

Eli-U es hija de Gustavo “El Príncipe” Pena. Su papá falleció y ahora ella, que es psicóloga, se dedica a difundir las canciones de él.

Y en el alma debe haber
muchas cosas que no se pueden ver
y están allí


Su disco se llama 'Creo en los elefantes' y es un un conjunto de canciones tiernas, que invitan a meterse en mundos que mezclan fantasía con realidad. Se trata en general de mundos imaginarios, con un sentido lúdico en las palabras, incluso con situaciones infantiles. Para mí, es un disco que hay que tener.

En esta ciudad verás
los trenes del sol
bajar de los árboles


A estas tres líneas anteriores me refería. Eli-U y su banda le pusieron una música con influencias jazzísticas y de la bossa nova, con unas gotitas de pop y sin olvidar algunos ritmos rioplatenses. Porque para los que no lo saben, Eli-U es uruguaya.

sol / estrellas / palomas / sonidos / maravillas / gaviotas / cangrejos / monos

El CD con canciones contiene estos términos. Eli-U no es una cantante virtuosa, pero transmite suavidad, dulzura, simpatía y buena onda. Y acompaña las melodías con su voz e incluso le pone ritmo y swing, a la guitarra, el bajo y la batería que están arriba del escenario con ella. Es de esas chicas que podría ser amiga de cualquiera. Incluso, en vivo, ella quiere que el público participe, intenta charlar con esos que fueron a verla y comenta sus nervios, los miedos que le genera estar ahí.

Aun creyendo que exista el destino
puedes cambiar algo de tu camino
pero si vos justificás tus males
es porque no querés cambiar


Debe ser muy especial continuar y darle trascendencia a la obra de un padre, ¿no? ¿Será parte de alguna promesa? ¿De algún arreglo hecho en vida? ¿O el Príncipe debe estar sorprendido desde algún lugar? Esas serían mi preguntas si yo le hiciera una nota a Eli-U.
Editado: La que sí le hizo una nota es Belén.

viernes, 11 de septiembre de 2009

ESTE MUNDO ES PURO ESPAMENTO


José Mujica. El Pepe. Una vida política: un pasado tupamaro, un presente como candidato a presidente de Uruguay por el Frente Amplio.

Un ayer: su acto en el Luna Park, con el objetivo de lograr que los uruguayos que viven en Argentina viajen a su país a votar, en unas elecciones que tienen grandes chances de ir a una segunda vuelta. A eso, ellos le pusieron un nombre simpático: el voto Buquebús.

“Nos dicen que vinimos a buscar votos… Y sí, a eso vinimos”. El Pepe fue guerrillero, pero tiene una imagen tierna: da la impresión de que podría ser el abuelo de cualquiera de nosotros. Es sencillo y es campechano. Es realista, es consecuente: es un hombre digno con una capacidad discursiva impresionante.

Su ayer: un acto en el Luna Park, en el que habló después de Danilo Astori –su compañero de fórmula- y en el que, en vez de subirse al atril, eligió agarrar el micrófono y caminar el escenario, con una mano en el bolsillo. Como dijo mi amigo Marce: hizo su propio stand up.

“No vamos a tocar el cielo con las manos… No hay un triunfo final, hay una lucha permanente. Nosotros vamos a continuar un proceso, a subir dos o tres escalones más. Y después… Después tendrán que seguirlo las otras generaciones”.

“Que se entienda, compañeros: la lucha es por un proyecto, por cambiar un país, no por ponerle la banda presidencial en la panza a un viejo”.

“… Tenemos que enamorarnos de la sabiduría, del conocimiento, de la cultura. Que nuestros gurises, los de la ciudad y los del campo, estudien, piensen, se formen. Esa tiene que ser nuestra lucha más importante. Que un uruguayo vaya por el mundo y los demás digan: ‘Ojo, que este es un bocho’”.

“Tenemos que tener valores. Y transmitirlos”.

“…¿Quién va a desconfiar del imperialismo uruguayo? Nadie. El imperialismo uruguayo no jode a nadie. Esa es la ventaja de ser chico”.

“… ¡No vas a salvar de la droga a un pibe si tenés un milico atrás de cada árbol! Lo vas a salvar con el conocimiento”.

“Hay que ayudar, construir una sociedad decente, ser solidarios, hacer cosas para el bobo… Y no caerse nunca, luchar siempre. Hacer cosas para el bobo… ¡porque el corazón está a la izquierda! Para nosotros todo eso se llama revolución”.

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Unos días atrás, el Pepe salió al aire en el programa de Víctor Hugo Morales. Ahí explicó que su objetivo es que sus compatriotas vivan bien: "Que tengan su casita, su autito, el asado del domingo y que puedan irse de vacaciones". Además, contó que estaba grabando un spot de campaña. Y lo dijo dejando en claro que se estaba prestando a algo que no lo convencía mucho, pero bueno… “Vos viste cómo es esto, Víctor Hugo. Este mundo es puro espamento”.

domingo, 6 de septiembre de 2009

RUTINARIAS ESCENAS DE LA VIDA COTIDIANA


Sánchez de Bustamante – Rivadavia – Subte A – Perú – Diagonal Sur – Chacabuco

El recorrido puede variar, pero ¿cuántas opciones hay? Tres, a lo sumo cuatro más. Así es de ida, y viceversa a la vuelta. Cada uno tiene el suyo y lo repite sistemáticamente cinco veces por semana, a la misma hora. De ida, y viceversa a la vuelta.

Sánchez de Bustamante – Rivadavia – Subte A – Perú – Diagonal Sur – Chacabuco

Los mismos francos, la misma franja horaria. Semana a semana. Rutinas que escucho: clases de inglés, gimnasio, ver a las chicas, jugar al fútbol con los amigos, ensayar, juntarse a cenar (a veces, el mismo día, semana a semana), ir a comer a lo de mamá y papá o salir a correr. Ordenar el tiempo en un reloj.

Sánchez de Bustamante – Rivadavia – Subte A – Perú – Diagonal Sur – Chacabuco

“¿Rutinario yo? Si me voy de viaje una vez cada dos meses”. ¿Y acaso eso no es una rutina? Hasta el ocio es un hábito: cada uno sabe ya qué días y qué tiempos tiene libres. Una vez por semana al cine, una vez cenar pastas, otra carne, otra pescado. O mezclarlos, para variar. Depilarse los viernes a la mañana, afeitarse los jueves antes de salir para el trabajo.

Sánchez de Bustamante – Rivadavia – Subte A – Perú – Diagonal Sur – Chacabuco

Los mismos días al supermercado. ¿Y si sacamos el promedio de cuántos sábados o lunes vamos? Los cumpleaños que son siempre en las mismas fechas. Y que pese a eso nos cuesta recordarlos.

Sánchez de Bustamante – Rivadavia – Subte A – Perú – Diagonal Sur – Chacabuco

Es imposible que la vida no sea una rutina, porque pelear contra ella también lo es: pensar sistemáticamente en romperla se vuelve una costumbre. Y así. Mejor disfrutar y tratar de encontrar algo distinto en la calle empedrada, en el puente que cruza las vías, en la avenida, en el subte de antaño, en la peatonal con artesanos, en la diagonal que invita a confundir calles y en el edificio que me recibe a diario, cinco veces por semana. Y sonreir, claro. “Yo voy al noveno. Gracias”.