lunes, 5 de enero de 2009

ESE MAR


Acá, Valizas. Una playa austera, bella desde lo simple: campo, tierra, mar. Pocas cosas me conmueven tanto como el mar y el mar de Valizas es el que más me gusta. Es un capricho, una cuestión sentimental: desde mi visión, ninguno brilla más que él cuando el sol lo ilumina. Y la diferencia es que por la noche también tiene luz: lo alumbra el destello que cada 12 segundos llega desde el faro de Cabo Polonio, colándose a través de las dunas que separan un pueblito de otro.

Eduardo Galeano escribió alguna vez una historia sobre un nene que estaba frente al mar por primera vez. Después de un breve silencio ante tante hermosura, el chiquito exclamó a sus padres: "¡Ayúdenme a mirar!".

Eso describe un poco lo que me pasa. El mar es tan inmenso que hace que uno se sienta vulnerable ante él, que parece que te desnuda su majestuosidad. Y a veces una ola puede desnudarte en serio. El mar es violento y calmo al mismo tiempo.

En el Sur de Brasil hay diversidad de mares: en Playa Brava, las olas hacen un estruendo cuando rompen; en Canasvieiras el agua es más cálida y en Lagoinha, por ejemplo, el agua no sufre ondulaciones.

El mar me da miedo, me genera respeto, me encanta: hay momentos en que quiero abrazarlo y otros llorar ante él.

Acá, en Valizas, todo gira alrededor de él. Estoy ante un espectáculo hermoso: ahora miro una ola que rompe, la espuma que se deshace y que parece perderse, pero en realidad se va para volver a armar otras. Es una imagen mínima, pero impresionante a la vez. Como el mar.

6 comentarios:

Jota dijo...

muy lindo, demasiado como para estar acá y no allá

Etienne dijo...

Me encanta la playa, sobre todo cuando se puede ver la arena (quiero decir cuando no está cubierta de turistas...) y esas dunas atrás me llevan a las playas del sur de la provincia de buenos aires, que aunque con aguas un poquitin frias, tienen playas para caminar y jugar y correr...
Y el mar, que es el mismo y no.

Joel Kotlar dijo...

Es cierto eso de que cada ciudad tiene su mar. En el mar de Villa Gesell hay aguas vivas del diámetro de una pelota de fútbol. Y el de Mar del Plata tiene apenas un par de grados más de temperatura que el Mar Báltico. Algunos nacieron para observar lo bello de la vida, como Aye, otros no.

Princesa Turquesa dijo...

Un murmullo azul, como un cascabel;
Gracias por invitarme a escucharlo!

vero dijo...

que linda descripcion.Estoy pensando en ese lugar,creo ,que tengo que conocerlo algun dia.

Clau dijo...

Amo Valizas. Pero en serio amo Valizas. Fui dos veces. Quiero ir otra vez más, ojalá el verano próximo... me dio nostalgia...