martes, 16 de septiembre de 2008

Y ESPERO QUE (NO) TE OLVIDES MI NOMBRE


Mi identificación personal es un nombre que tiene seis letras, tres de ellas vocales, tres de ellas consonantes, tiene un tilde y un significado particular: es un nombre como el de cualquiera.


Pero yo al mío lo quiero, quizá porque mi mamá -que fue la que lo eligió- lo quiso siempre. Conozco gente a la que no le gusta su nombre y otros, incluso, que eligen ser llamados por sobrenombres. Pero un nombre es algo especial, representa a uno: le da forma, le da cara, le da identificación. El nombre es como el aura de cada persona. A veces pasa que la gente tiene una cara que no pega con su nombre: ahí hubo padres que evidentemente hicieron una mala selección.


Mi mamá (que también es una persona con características particulares, como todas las personas) quiso que yo me llamara Ayelén. Mi mamá no es una persona expresiva, pero expresó en un nombre todo lo que quería de mí: Ayelén significa niña alegría.


Desde que tengo memoria escucho que mi mamá dejó de lado el deseo grasa de mi papá: él quería ponerme Mercedes (tenía una novia con buen culo que se llamaba así) o Miriam (tenía una novia con buenas tetas que se llamaba así). Gracias, mami.


Yo soy Ayelén, tengo un nombre mapuche. Los mapuches fueron indios que habitaron el sur de Argentina y de Chile. Me vienen más recuerdos de mi infancia. En casa había un libro muy grande sobre la historia indígena: a mi mamá le gustaba leer sobre ellos, le gustaban esas historias. Ella es una mujer muy friolenta, pero me eligió un nombre del Sur. Ayelén significa niña alegría.


Yo soy Ayelén, tengo un nombre mapuche. Hace poco leí que estos indios funcionaban raro en la pareja. En esa época (¡ya en esa época!), la mujer era independiente económicamente. Tenía su propia chacra, sus propios animales: sólo se podían vender con su consentimiento.


Yo soy Ayelén, tengo un nombre mapuche. Y me encanta. No sé si tengo alegría, pero cuando me río se me hacen pocitos en los cachetes. Mi mamá no me lo dijo nunca, pero yo estoy segura de que eso la pone contenta.

8 comentarios:

Jota dijo...

pero qué lindo esto!!! Se me aguaron los ojos, lo juro. Jota tiene húmedos los ojos, quién diría...

Y yo tampoco entiendo a los que se ponen un sobrenombre, Aye...

Besos

Jota H.esse

Jota dijo...

Ah, me olvidaba. Coincido en eso de que a veces los padres eligen mal. Yo tengo cara de Erre, claramente.

Inés Lerda dijo...

Ayelén es un nombre tan raro que ni siquiera en Uruguay -prácticamente una provincia argentina más- saben cómo escribirlo. Besos!!

Anónimo dijo...

Cuando viviamos en Córdoba a mi hermana (que es Ayelén) la llamaban aielen. Y, para agregar más datos, mi abuela Paula le decía Negra

· dijo...

es usted contenido de su nombre continente? o esta su nombre contenido en su personalidad continente? que pensará el nombre Ayelen de nombrarla? y que pensará su personalidad al nombrada por el nombre Ayelén?

Princesa Turquesa dijo...

Qué suerte tenés, a mí no me gusta mucho mi nombre...pero por lo menos vos pensás que es excelente!

Anónimo dijo...

no me olvido de tu nombre, ni de tu sonrisa, ni de tus pocitos.

Leo dijo...

¡Finalmente un post con foto tuya! ¡Y qué linda foto! (y qué linda que sos)

A mi no me gusta mi nombre porque nunca fue mío, sino que mi papá me lo presta de a ratos. Entonces me diminutivan y me condenan a ser Leíto o Leillo hasta los 70 años.

Qué lindo que debe ser que te guste tanto tu nombre.