jueves, 24 de enero de 2013

ACA HUBO UNA VEZ UN FANTASMA ANONIMO

Desde chiquitos sabemos que un fantasma es algo feo, malo, alguien que asusta y que puede hacer daño: alguien que -después nos enteramos de grandes- no existe, sino que es producto de nuestra fantasía.

Hasta que apareció Casper, claro. Desde ese momento, un fantasma puede ser alguien bueno, tierno, dulce y, además, lindo: Casper era un chico rubio y de ojos celestes. Y, en realidad, era humano.

Acá, en este humilde blog, hubo una vez un Fantasma Anónimo que circuló por los comentarios de algunos post. Incluso escribió que ojalá nos volvamos a cruzar. Es decir que ya nos cruzamos alguna vez.

Y más. Se jactó de que no tiene falta de coraje, pero afirmó que tampoco dispone de la posibilidad de expresar sus sentimientos por otro medio que no sea éste. Redobló la apuesta cuando lo acusé de poco creíble y, por si fuera poco, osó cargarme y mofarse en situaciones en las que yo presumí de algunas cosas.

En su momento apareció cuando alguien lo llamó. Me elogió tanto que en un primer momento pensé que podía ser mi papá… Si no fuese porque mi papá no sabe prender una computadora y porque es capaz de escribir hiba, así, con h.

Eso sí, nunca, jamás, soltó algún indicio.

En su última aparición, hace años ya, aportó otra cuota de intriga. Dijo que faltaba poco para un supuesto encuentro y utilizó la palabra destino.

Nunca supe quién era. No importa. No sé si sigue leyendo ahora que retomé inconstantemente este espacio. Si alguien lo conoce, lo que quiero es agradecerle: por pasar, por escribir y por hacerme reir por aquellos días.

¡Saludos, Fantasma Anónimo!

1 comentario:

Etienne dijo...

Lo de que posee el coraje pero no la oportunidad es la clave para adivinar que el fantasma es bien humano!
No lo conozco y no lo quisiera conocer, me da un poco de miedo!
Tal vez se le haya caído la sábana y al mirarse al espejo, descubrió que aún no era fantasma...
Besos!!