jueves, 31 de diciembre de 2009

ANTES DE QUE TERMINE 2009 QUERIA CONFESAR QUE…

...me encantan las películas de amor (y las miro todas, las pochocleras y las no, las cursis y las no, y puedo verlas más de una vez); que una vez le robé monedas a mi abuela para comprarme caramelos; que a escondidas de mi mamá me tomé una tira entera de Aspirinetas; que si no tengo ganas de limpiar escondo un poco de tierrita atrás de algo; que leí El Alquimista, de Paulo Coelho y que he llegado a decir que estaba bueno; que me compré discos de cumbia (que fui a ver a la Nueva Luna a bailantas también); que fui a dos recitales de Diego Torres (y bailé, y me abracé con alguien en canciones románticas); que me quedé con CDs y libros de algún que otro ex (y que siempre negué que me los hubiera quedado). Ah, y que en alguna oportunidad dejé a un muchacho que quería y me gustaba sólo por miedo.

Peeeeeeeeero. Ahora que ya lo escribí sé que voy a recibir 2010 mucho más madura. Ahora, por ejemplo, escucho a Puente Celeste. ¡Feliz año para todos!

viernes, 25 de diciembre de 2009

QUE SE VENGAN!


Están todos invitados!
Arte: Cecilia Camporeale © 2009.

lunes, 14 de diciembre de 2009

CORONADOS DE GLORIA



En este blog gustamos de Banfield, gustamos de los uruguayos y gustamos de los pobres que consiguen cosas de ricos. Obvio, tenemos la impunidad de quedarnos con las imágenes que queremos. Entonces, en vez de pensar en Duhalde, traemos a la mente a Evita y a sus ganas de que el Taladro saliera campeón en 1951. ¿Por qué? Porque era el equipo chico, el del barrio, el del pueblo.

Como esa clase social alta que no quiere ver la realidad que está abajo, ayer los hinchas de Boca gritaron mucho para tapar el "dale campeón", que se oía como un susurro desde la tercera bandeja de la Bombonera. Sí, se oía igual. Y los que saltaban y sonreían en la cancha eran los de camiseta verde y blanca.
Ahí lo tienen a Banfield, manejando un Mercedes, durmiendo en un 5 estrellas, vacacionando en el Caribe, vistiendo con las mejores marcas.

Y no juega lindo y no tiene una estrella y tiene en el lateral derecho a un hombre que personaliza eso de que el fútbol hace milagros (si no, él debería dedicarse a otra cosa).

Los diarios venderán muy poco con este título, las revistas del campeón también. Incluso los programas deportivos tendrán menos rating con un triunfo de un equipo de obreros. No importa, en este blog gustamos también de los trabajadores (precisamente porque el trabajo no es lo nuestro).

Después de 113 años de vida, el club pudo levantar una Copa. ¿Que los pobres nunca van a poder hacer la revolución? ¿Eh? Pero por favor...

martes, 8 de diciembre de 2009

UN DIA GANAMOS UN PREMIO

Periodismo Deportivo Estimulado: Pablito, Mariano, Aye.

Nos conocimos en un lugar en el que compartimos una convicción profunda: los tres teníamos en claro que ese sitio no era para nosotros. Sin embargo, el saber que cada uno estaba ahí, para el otro representaba un consuelo. Acá estamos, casi seis años después. Y no sólo hay más panzas, menos pelos, más arruguitas e incluso hasta un niño que está por llegar. También hay premios. Y como hubo premios, hubo discursos. Discursos: una suma de palabras que, en parte, representan lo que cada uno de nosotros es como periodista…

Pablo: “Gracias a DeporTEA, a los docentes… Se lo dedico a mi familia y a mis amigos. La verdad que es lindo terminar el día con este premio, sobre todo porque empecé la mañana chocando con el auto y ayer había soñado que me robaban el celular. Muchas gracias a todos”.

Mariano: “Hola… Gracias por la distinción. Este premio es para mi familia, para mi papá, que siempre me dijo que estudiara algo en serio, para Lore y para mis amigos Pablito, Paulita y Aye. Este premio Estímulo me llega en un momento especial, en el que me estoy replanteando si lo que quiero es trabajar para empresas mediáticas. Gracias a todos”.

Aye: “Yo no sé hablar y además estoy nerviosa. Al contrario de la persona que subió antes, a mí claramente no me gusta trabajar, pero bueno… esto es lo que hago. Quiero compartir este premio con los chicos del diario, que soportan mi desinformación cotidiana; con mi familia y con los amigos, que es lo más lindo que me dio la profesión. Gracias”.
P.D.: un saludo cariñoso para otro ganador, el amigo Fede, compañero del poco revolucionario Periodismo Pobre.

sábado, 5 de diciembre de 2009

QUE COMER CUANDO UNO LLEGA TARDE (el verdadero problema de los solos)

La soledad, el vacío, el silencio... El hambre. Los solos somos personas con necesidades. Digo: con más necesidades que los acompañados. Entonces a la cama con vacantes, a la mesa con ausencias y al ruido a la nada (es duro: en la casa de los solos los ruidos los generan los propios solos), se le agrega la cuestión alimenticia.

Resulta que vivir solo es espectacular, salvo ese día a esa hora tarde, en la noche. Resulta que no hay nadie a quien llamar para decirle: "Llego en media hora... ¿me esperás con algo para cenar?".

La heladera del solo es una sorpresa, porque a veces está llena y a veces no tiene nada. Obvio, se puede recurrir al delivery. Yo prefiero no hacerlo.

Comentario loser: una vez alguien me contó que llamó a su casa y se dejó un mensaje en su propio contestador. Y que el mensaje decía algo así como: "Hola, cuando llegues tenete paciencia, hacete algo rico y disfrutá... Disfrutá, solo de mierda".

¿Qué es lo mejor, entonces? El viejo y querido sanguchito. Uno. O dos. ¿Con qué? Con lo que haya a mano.

Porque en ese momento me percato de que el sanguchito es una expresión de libertad. Un lugar de creación, un mundo por descubrir dentro de, por ejemplo, dos panes lactales marca Bimbo, rodajas finitas. Tostado o sin tostar.

Y el mundo entre dos panes puede ser la gloria, eh. Me percato: puede ser mejor que el mundo entre planetas.

Se le puede untar Casancrem o manteca o mayonesa o cualquier otro aderezo. O no. Puede tener lechuga, sí. Rodajas de tomate, también. Queso, en cualquiera de sus presentaciones. Y huevo, o atún de lata. O todas estas cosas juntas.

Epa! Hay más opciones para elegir: zanahoria rallada, arvejas, salame, cebolla, pedacitos de carne...

Porque también hay colores en todo esto y se puede jugar a combinar. De golpe, un sanguchito activa tu costado lúdico. ¿Y si le pongo trocitos de pollo de lo que me sobró del otro día? ¿Y si abro la lata de choclos que compré la otra vez y nunca consumí? ¡Ah! ¡Y lo puedo condimentar con orégano y aceite de oliva!

Y qué rico es, y qué bien que me sale... Me percato.