lunes, 8 de junio de 2009

TORTUGUITA

Voy a escribir sobre una chica y no la voy a nombrar: no son épocas para mandar al frente así porque sí a alguien a quien no le gusta exponerse. No es el día, en realidad, porque hoy es su cumpleaños y esa chica a la que no voy a nombrar además es mi amiga.

Voy a escribir que se parece a una tortutiguita: ella todo lo hace lento. En alguna reunión nos ha hecho esperar horas para comer el wok tan rico que cocina: cortar las verduritas en juliana le lleva su tiempo.

Esta chica está loca, aunque ella dice que -según su mirada, claro- es la más cuerda de todas. No importa, de cerca nadie es normal. Además, nosotros la queremos porque es así. La queremos porque:

La vimos saltando por la calle. No avanzaba caminando: avanzaba saltando porque tenía ganas de saltar.
La vimos tirar patadas por los pasillos de su casa. Ese día había visto Kill Bill y le dieron ganas de dar patadas.
La vimos –o la escuchamos- pedir de regalo para un cumpleaños unas botas de cowboy. La vimos usarlas, también.
La vimos usar sombreros diferentes todos los días durante su adolescencia.
La vimos –o la escuchamos- preguntarle a un grupo de gente que ya conocía si alguno era marinero, porque ella necesitaba hacer un nudo marinero. Anonadados, contestamos que no. “¿Y nadie está vinculado a la náutica?”, siguió.
La vimos salir con alguien que la doblaba en edad (y un poquito más también).
La vimos –o la escuchamos- decirnos que se cansaba de vernos todos los días.
La vimos ponerse mal, muy mal, fóbica, cada vez que tuvo una paloma cerca.
La vimos llegar con los dientes violetas, después de haber ido a una feria de vinos.
La vimos bailar híper recontra súper archi sensual en un boliche de mala muerte en Uruguay.
La vimos llorando, después de reírse a carcajadas durante un rato largo.
La vimos vestirse de rolinga, con una remera de los Redondos, pañuelo al cuello y zapatillas Topper naranjas, durante la secundaria.
La vimos llegar última a su propia fiesta de cumpleaños.
La vimos rociar un envoltorio de rollo de fotos con su perfume preferido y la vimos abrir ese envase, y olerlo, cuando atravesaba alguna situación que no le hacía bien.
La vimos sorprenderse y decir: “¡Qué loco, hay edificios!”, en la terraza de su propia casa, donde vive ya hace más de tres años.
La vimos fanatizarse con la canela al punto de comprarse chicles de ese sabor o aspirarla de un capuchino.

Veremos qué otra locura hace hoy. Ahí estaremos para mirarla, para abrazarla y para decirle… ¡Feliz cumple, tortuguita!

7 comentarios:

De Tal Palo dijo...

!Qué hermoso post! Me emocionaste, chiquita.
Me pone muy feliz pasar un cumple más junto a la tortu mas adorable del universo. Un orgullo, así nomás te la digo.

Jota dijo...

Feliz cumple para ella!

Princesa Turquesa dijo...

Ey!, no puedo creer que estuve en tantas de esas situaciones. Me quedo con el baile sensual, lejos (y la repentina amistad con Karen, inolvidable...). Super Feliz Cumple para un ser super especial!

Anónimo dijo...

creo haber sido uno de los no relacionados a la nautica!jajaja
feliz cumple para ella
y muy lindo post!
Agus-tín

PABLO U dijo...

Una vez me pidió un cassette pirata de los Redonditos. Lo tuvo un año y no lo escuchó porque "No tenía pasacassette".
Otra vez con un libro me lo devolvió y parecía que lo había leído abajo del agua.

Y si bien no le gusta exponerse, una vez dibujó un mapa de su barrio con todos sus movimientos y los publicó en su blog!.

Feliz cumpleaños.

vero dijo...

Muy lindo post, Aye.Los mejores deseos para la tortuguita!!!

Soy Quejas, Mariana Quejas dijo...

Tiernisimo.. y vaya personaje eh!!