
Como una de esas tantas cosas postergadas, esta quedaba ahí, en un listado mental que es eterno (y que recuerdo y repaso todos los días sistemáticamente).
+ Comprar la Gotita, aparecía, imaginariamente, con ese signo + adelante.
Un día fui a un supermercado chino (que en realidad es un supermercado argentino atendido por chinos) a comprar chicles. No sé por qué, me acordé. “Cuatro pesos”, me dijo el señor que atendía. Y la llevé.
Es mágica. ¡Y tiene ese nombre en diminutivo! ¡Y en minúscula! Como si sus soluciones fuesen humildes, austeras, como si el que la creó hubiese querido minimizarla.
Con la Gotita arreglé la bota que había pensado llevar al zapatero, pegué el anillo que estaba roto y que había pensado tirar, reparé una silla de mi casa, recuperé un adornito que ya quedaba feo y tengo mil planes para hacer con ella en estos días.
Ahora que ya tengo varias cosas resueltas (parece increíble, pero la Gotita me hizo borrar otros signos +, como un efecto dominó), me pregunto por qué no venderán en los kioscos algo un poco más caro quizás, pero que también sirva para arreglar algunas cuestiones un tanto más importantes.
Total, lo que la Gotita pega, nada, nada lo despega.
Un día fui a un supermercado chino (que en realidad es un supermercado argentino atendido por chinos) a comprar chicles. No sé por qué, me acordé. “Cuatro pesos”, me dijo el señor que atendía. Y la llevé.
Es mágica. ¡Y tiene ese nombre en diminutivo! ¡Y en minúscula! Como si sus soluciones fuesen humildes, austeras, como si el que la creó hubiese querido minimizarla.
Con la Gotita arreglé la bota que había pensado llevar al zapatero, pegué el anillo que estaba roto y que había pensado tirar, reparé una silla de mi casa, recuperé un adornito que ya quedaba feo y tengo mil planes para hacer con ella en estos días.
Ahora que ya tengo varias cosas resueltas (parece increíble, pero la Gotita me hizo borrar otros signos +, como un efecto dominó), me pregunto por qué no venderán en los kioscos algo un poco más caro quizás, pero que también sirva para arreglar algunas cuestiones un tanto más importantes.
Total, lo que la Gotita pega, nada, nada lo despega.