Sierras, arroyos, ruta. Otro aire: puro, purísimo. Silencio, naturaleza, tranquilidad. Paz. El camino, autos que viajan a algún lugar. Y después de aquel preludio que abrazó nuestras ilusiones durante cinco kilómetros, la gloria. Ahí, como si nada.
Hoy dejaré las puertas y las ventanas de mi casa abiertas... Y la noche entrará por todas las ventanas de mi casa, por todas las ventanas de todo el barrio, por todas las ventanas de todos los cuarteles y de todas las cárceles, por todas las ventanas de los hospitales... La noche entrará, cabeceando, saltará para adentro, sombra a sombra a la luz del farol... y se echará en el piso como un perro... y aguardará hasta la madrugada... Hoy... dejaré las puertas y las ventanas de mi casa, abiertas, para siempre...
3 comentarios:
Me hiciste agarrar hambre...! Y algún que otro antojo también!!
Me imaginé comiendo una picadita y se me hizo agua la boca. Le sumamos las sierras de fondo y más no se puede pedir.
Algo más se puede pedir: un generoso Branca a 10 pesos. ¡Viva Córdoba! Otra que Piedras al 500...
Dejo algunos testimonios de la experiencia...
"Por Dios, qué bueno que es esto".
"Mmmm! ¡Quesito con ají molido! Lo que debe ser..."
"Na, na, na, naaaa... Probaste el salamín? Probalo... mmmm... Decime que es espectacular".
"Uf, tengo un pedo que no veo".
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