Lo que voy a explicar se trata de un ejercicio de percepción incomparable. Y puede llevarse a cabo en un día cualquiera. Hoy, por ejemplo, en el 24 que está lleno, con todos sus asientos ocupados.
De elegir un lugar dónde pararse, de adivinar qué persona se bajará primero se trata. Una vez que se tiene el boleto en la mano hay que tomarse unos segundos y dedicarlos a la concentración. Hacer una vista rápida primero y otra lenta, unipersonal, después.
Hay que orientarse de acuerdo a la postura corporal del pasajero o la pasajera que descenderá más rápido. Si es alguien que estira el cuello mirando hacia la calle como buscando algo, ahí está. Igualmente, esto a veces no sucede, porque hay gente que disimula muy bien su descenso. Entonces hay que ir descartando: suprimir al que duerme con la boca abierta, al que lee sin levantar la vista, al que apoyó en el suelo la bolsa que lleva, al que se sacó la campera.
Hay gente que se cuelga hablando un rato por celular (ese tiene para bastante tiempo arriba del colectivo) y hay personas con cara de Conurbano. De esas hay que alejarse.
Claro está, no es conveniente pretender quedarse con los primeros lugares del colectivo: si lo ganás, es obvio que en la parada siguiente se subirá alguna embarazada o un jubilado que te dará pena.
Una vez ejercitados todos estos aspectos (cuando uno ya le va tomando la mano) hay que animarse a arriesgar. ¿Cómo es esto? Yo le llamo "descifrando rostros". Consiste en ver si una persona tiene cara de viajar lejos o de viajar cerca. Cuesta, pero sale, eh: yo acierto en el 75 por ciento de los casos.
Entonces: boleto en mano, mirada rápida, mirada lenta, iterpretación de rostros y vos. Te parás al ladito del elegido y sólo esperás, sabiendo que en un par de paradas ese asiento será tuyo.
El flaco que tocaba la guitarra (invisible)
Hace 15 años
9 comentarios:
Qué jodido es viajar sentado en el 24 un día de semana! Casi imposible, te diría.
¿Viste que anda el chancho dando vueltas más que nunca? Siempre tardo bocha en encontrar el maldito boleto. Y durante la búsqueda me da miedo no encontrarlo, y me consuelo pensando "ay, tonta, pero igual no tenés cara de que te hiciste la gila y te colaste, no pasa nada..."
Eso de que "hay que alejarse de la gente que tiene cara de conurbano" es medio polémico.
Te diría que es muy polémico si no fuera porque tenés amigos del conurbano y amigos judíos también.
Saludos.
Claro, si lo hubiese dicho yo, la que se armaba...!
Una vez, el negro Dolina en su programa de radio expuso un tema similar y me c.... de risa. A veces empleo tácticas de este estilo para sentarme un rato.
"hay personas con cara de Conurbano. De esas hay que alejarse."
Esas cuestiones hay que aclararlas.. Yo vivo en el conurbano y te puedo asegurar que soy mucho mas lindo que vos, mas joven que vos y con media carrera profesional de letrado encima.. y puedo asegurar que cualquier muchacha de Monte grande, Lanus, Laferrere, Ezeiza, Tigre o La Plata te pasan el trapo..
Uno es esclavo de sus palabras.
Buenísimo! Yo hago lo mismo! Es un arte adivinar quién se baja y dónde.
Aclaración para CapItanPorretI: ¡la que escribe el blog es de Monte Grande!
a mí nunca me sale bien eso. o elijo mal o cuando la pego, viene una forra que acaba de sacar el boleto y me arrebata el asiento, mientras yo hace 40 cuadras que estaba atenta esperando que la otra forra sentada con la cartera puesta y medio culo afuera del asiento se bajase.
Gracias Marce por saltar en mi ausencia. A los puristas les digo que no fue un comentario discriminatorio. Sólo trataba de indentificar a los que se bajan al final del recorrido del 24, que es en Avellaneda.
La querida Inés aporta otro ítem clave: sentarse cerquita de las o los que tienen medio culo afuera del asiento. Te quiero Inesita.
Besos!
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