Como una de esas tantas cosas postergadas, esta quedaba ahí, en un listado mental que es eterno (y que recuerdo y repaso todos los días sistemáticamente).
+ Comprar la Gotita, aparecía, imaginariamente, con ese signo + adelante.
Un día fui a un supermercado chino (que en realidad es un supermercado argentino atendido por chinos) a comprar chicles. No sé por qué, me acordé. “Cuatro pesos”, me dijo el señor que atendía. Y la llevé.
Es mágica. ¡Y tiene ese nombre en diminutivo! ¡Y en minúscula! Como si sus soluciones fuesen humildes, austeras, como si el que la creó hubiese querido minimizarla.
Con la Gotita arreglé la bota que había pensado llevar al zapatero, pegué el anillo que estaba roto y que había pensado tirar, reparé una silla de mi casa, recuperé un adornito que ya quedaba feo y tengo mil planes para hacer con ella en estos días.
Ahora que ya tengo varias cosas resueltas (parece increíble, pero la Gotita me hizo borrar otros signos +, como un efecto dominó), me pregunto por qué no venderán en los kioscos algo un poco más caro quizás, pero que también sirva para arreglar algunas cuestiones un tanto más importantes.
Total, lo que la Gotita pega, nada, nada lo despega.
Un día fui a un supermercado chino (que en realidad es un supermercado argentino atendido por chinos) a comprar chicles. No sé por qué, me acordé. “Cuatro pesos”, me dijo el señor que atendía. Y la llevé.
Es mágica. ¡Y tiene ese nombre en diminutivo! ¡Y en minúscula! Como si sus soluciones fuesen humildes, austeras, como si el que la creó hubiese querido minimizarla.
Con la Gotita arreglé la bota que había pensado llevar al zapatero, pegué el anillo que estaba roto y que había pensado tirar, reparé una silla de mi casa, recuperé un adornito que ya quedaba feo y tengo mil planes para hacer con ella en estos días.
Ahora que ya tengo varias cosas resueltas (parece increíble, pero la Gotita me hizo borrar otros signos +, como un efecto dominó), me pregunto por qué no venderán en los kioscos algo un poco más caro quizás, pero que también sirva para arreglar algunas cuestiones un tanto más importantes.
Total, lo que la Gotita pega, nada, nada lo despega.
9 comentarios:
Tengo una silla que se desarma, una canilla que gotea, el burlete de la puerta balcón que no quiere quedarse pegado al marco y los zócalos de madera que tienden a salirse cada vez que los engancho con el pie.
Me prestás un par de gotitas?
te pagan para hacer publicidad de la Gotita?? Decime que sí!!! Y sos la más grossa del mundo!
Es verdad que la gotita es mágica.Yo la utilizo siempre.El otro día increiblemente no me pegó una hebilla,entonces,recurrí a mi abuela que tiene la pistolita con silicona y me la pegó.le comenté a mi abuela que la gotita no me habia pegado la hebilla y me dijo"que raro,yo me pegué con la gotita hasta un diente y nunca más se me salió"...
Una vez mi almacenero amigo "el Ruben" no tenía la gotita y me vendió "Unipox". Guasa desilución, ni un pañolensi me pegó esa porquería. No hay con que darle a la gotita, coincido.
Gracias a Dios, el indio miente. Casi me muero hace un par de dias cuando tuve mi primera experiencia con la gotita y mis dedos habían quedado peligrosamente unidos.
Me quemé las yemas de los dedos, pero las antenitas del disfraz de abeja que estaba confeccionando sobrevivieron al evento: una de cal y una de arena con este pegamento.
hhaace ddos añoss qwe twnggo pegadoos los ddedos com la goitita, porr esso a vecws escribbo um pocoo msl!!
prestamela para pegarme el corazon...
Cuatro pesos?????!!! Somos cada día más pobreS!
Estoy de acuerdo con Belén. Hay cosas que ni la gotita puede unir!
Pero está bueno que exista para todo lo demás no?
Besitossssss para Aye
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