No corrí muchos años, pero mi capacidad parece haberse reducido. Sobre todo en los últimos tiempos. Corro, corro, corro. Nada: no se me cae una idea. Uno que había quedado rezagado, me pasa como tromba y me despeina. Avanzo a paso lento y van surgiendo cosas, pero son nimiedades, cuestiones superficiales.
¿Escribo sobre las tres cosas que me llevaría a una isla desierta? No, ya soy demasiado autoreferencial. ¿Sobre política? Mmm, no es un espacio para tratar cosas serias. ¿Algo del pasado? Naaa, basta, aburre.
Germinan esas ideas, vagas, insignificantes, sin interés, y me gritan desde las tribunas.
-¡Vamos, che, que esto es una carrera, algo tiene que salir!
Transpiro, me agoto, siento que no puedo más. Intento ayudarme con los brazos y el número cinco que tengo pegado en la remera parece que va a despegarse. Todavía me falta para la meta.
¿Pongo el otro video de mi abuela Kika? Eso fue hace apenas cuatro posts más abajo. ¿Y si reflexiono acerca de la desidia? Zzzzzz, cualquiera que lo lea se duerme.
¿Pongo el otro video de mi abuela Kika? Eso fue hace apenas cuatro posts más abajo. ¿Y si reflexiono acerca de la desidia? Zzzzzz, cualquiera que lo lea se duerme.
Busco aire, abro la boca, creo que necesito un respirador artificial. La cinta de llegada está tirada en el suelo: alguien ya la tiró, otros tantos ya la pisaron y están elongando allá, abajo de un árbol.
Corrí 400 metros, utilicé nueve párrafos, recurrí a 29 líneas, 272 palabras, 1335 caracteres sin espacio y 1637 con espacios. No se me cayó una sola idea. Nada. La mente en blanco. O con muchas cosas, pero vacías. Nada.
-....
-Esperen, ¿todo esto fue una idea?