Es increíble cómo funcionan las parejas. De todas las que conozco, los chicos de arriba son los que mejor me caen: mejor juntos, digo, porque este post se trata de parejas.
El es Marcelo. Ella es Carla. Para él, ella es Carlis, o "mi amor". Para ella, él es Marce, o "mi amor". Para mí, son dos personas con muy buena onda. Lo que mejor me cae es que se quieren simple, sin estridencias.
No entiendo a las parejas que necesitan un amor pretencioso: viajar a grandes lugares, hospedarse en hoteles de lujo, tener una mansión con pileta, el mejor auto. Esas que necesitan también poderosas demostraciones de amor, como recibir rosas rojas en cada aniversario, o pagarle a un tipo para que se disfrace de príncipe y le lea un poema a la novia.
Marce y Carlis se conocieron en la facultad, cuando estudiaban Ciencias Políticas. Ella terminó la carrera; él, como buen vago, no. Y él le dice que ella lo dejó solo, que por eso no llegó al final. El diálogo empezó en una parada de colectivos, cuando los dos esperaban el 24. Ella fue la que inició la conversación.
Marce, que es mi compañero de trabajo, me recuerda la historia cada vez que pasamos por esa esquina, Ramos Mejía y Sarmiento. Y pasamos casi todos los días. Ahí comenzó todo: esta historia ya lleva más ocho años de joda (y un par de convivencia).
Primero fueron amigos, después se gustaron (aunque se mintieron y siguieron siendo amigos), hasta que uno de los dos dio el paso. No se sabe quién, porque ambos se adjudican el momento del encare.
Se quieren simple, sin estridencias. Cuando hablamos de las cosas que nos hacen felices, él la nombra a ella: al tiempo que pasa con ella. Carlis también está enamorada: se le nota cuando le habla, cuando lo mira cuando él habla y cada vez que le manda la comida al trabajo en un tupper. ¿Qué es eso si no un acto de amor puro? Ella lo quiere tanto que para dormir la siesta los domingos, le pide a Marce que le ponga la transmisión de Radio Continental, un hábito claramente de él.
La vez que los invité a comer a casa, bajé a abrirles y los agarré dándose un beso. Esa es otra cosa buena que tienen: parece que se hubiesen conocido hace dos meses. La imagen me enterneció. De hecho, hace unos días la soñé. Pero a diferencia de aquella vez, era de día y había mucho sol. Si yo pudiera haber musicalizado aquel momento del beso (aquellos segundos que tardé desde que bajé del ascensor hasta que puse la llave en la cerradura), hubiese puesto la canción que utilicé para el título de este texto.
5 comentarios:
pero el amor... esa palabra. se trata de instantes, de colecciones. no se de carlis y marce. no se de mucho. pero las parejas tienen que ser parejas: de a dos, juntos. el amor es siempre la metafora del juntarse. no hay metafora para el amor. es el amor la metafora, la metafora de ser dos.
Gracias... Es increíble como con tan pocas palabras se puede decir tanto.
Gracias por contar nuestra historia, que podría ser la de cualquiera... pero que es nuestra. Una historia que tiene mucha felicidad, mucho esfuerzo y trabajo entre dos... y, fundamentalmente, tiene mucho amor.
Muchísimas gracias por hacernos saber que somos parte importante de tu vida... tan importante como vos de la nuestra...
Gracias... muchas gracias
El amor convierte al otro en alguien absolutamente ireemplazable. No importa si hay otros mejores o más lindos. Es a quien queremos a nuestro lado y elegimos todos los días.
Y claro que no necesita de grandes lugares, el mejor lugar es el que se crea estando juntos.
Hermosa historia. Gracias por compartirla.
besos
che, esto de la primavera y el amor me está rompiendo un poco las guindas. que se termine pronto.
Me encanto como los describiste, se nota que te caen re-bien!
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