La soledad, el vacío, el silencio... El hambre. Los solos somos personas con necesidades. Digo: con más necesidades que los acompañados. Entonces a la cama con vacantes, a la mesa con ausencias y al ruido a la nada (es duro: en la casa de los solos los ruidos los generan los propios solos), se le agrega la cuestión alimenticia.
Resulta que vivir solo es espectacular, salvo ese día a esa hora tarde, en la noche. Resulta que no hay nadie a quien llamar para decirle: "Llego en media hora... ¿me esperás con algo para cenar?".
La heladera del solo es una sorpresa, porque a veces está llena y a veces no tiene nada. Obvio, se puede recurrir al delivery. Yo prefiero no hacerlo.
Comentario loser: una vez alguien me contó que llamó a su casa y se dejó un mensaje en su propio contestador. Y que el mensaje decía algo así como: "Hola, cuando llegues tenete paciencia, hacete algo rico y disfrutá... Disfrutá, solo de mierda".
¿Qué es lo mejor, entonces? El viejo y querido sanguchito. Uno. O dos. ¿Con qué? Con lo que haya a mano.
Porque en ese momento me percato de que el sanguchito es una expresión de libertad. Un lugar de creación, un mundo por descubrir dentro de, por ejemplo, dos panes lactales marca Bimbo, rodajas finitas. Tostado o sin tostar.
Y el mundo entre dos panes puede ser la gloria, eh. Me percato: puede ser mejor que el mundo entre planetas.
Se le puede untar Casancrem o manteca o mayonesa o cualquier otro aderezo. O no. Puede tener lechuga, sí. Rodajas de tomate, también. Queso, en cualquiera de sus presentaciones. Y huevo, o atún de lata. O todas estas cosas juntas.
Epa! Hay más opciones para elegir: zanahoria rallada, arvejas, salame, cebolla, pedacitos de carne...
Porque también hay colores en todo esto y se puede jugar a combinar. De golpe, un sanguchito activa tu costado lúdico. ¿Y si le pongo trocitos de pollo de lo que me sobró del otro día? ¿Y si abro la lata de choclos que compré la otra vez y nunca consumí? ¡Ah! ¡Y lo puedo condimentar con orégano y aceite de oliva!
Y qué rico es, y qué bien que me sale... Me percato.