viernes, 3 de junio de 2011

BUSQUEDA LABORAL


Cualquiera podría afirmar que los chinos del supermercado de la calle Díaz Vélez se adaptaron muy rápido y muy bien a nuestra cultura, pero evitemos los análisis reduccionistas. Y dejemos de lado el error ortográfico, hasta justificable, quizás.

Los chinos, estos chinos, persiguen una búsqueda con una característica excluyente: el deseo de laborar, de cumplir con la extensa jornada con placer, de disfrutar cortando carne o deshuesando pechugas de pollo.

No bien lo leí no reparé en la falta de ortografía, sino en el mensaje (el mensaje del mensaje): no buscan alguien con cuestiones estéticas particulares, no hay límites de edad, no importan las aptitudes. Sólo una alcanza para quedarse con el puesto.

¿Qué habrá hecho de malo el carnicero anterior? ¿Y cómo harán para comprobar las ganas de trabajar de cada candidato?

Lo que más me llama la atención, igualmente, es que no encuentren a alguien: llevo tres semanas pasando por esa vereda y el cartel sigue ahí pegadito, con esos puntos suspensivos al final que vaya a saber qué quieren decir.