sábado, 22 de mayo de 2010

UNA HISTORIA DE AMOR III

Lo invité yo. Que sí, que no, que no da. Qué va. “¿Querés que un día nos conozcamos? No sé, ir a tomar algo, un café, unos mates…”.
Respuesta: “Obvio!”.

Nunca un signo de admiración me generó tanta alegría y miedo a la vez. Eso: la mezcla de los dos sentimientos y en cantidades iguales.

Es el día. Me levanto, desayuno, voy a terapia. El es así, es asá, lo conocí así, me contactó asá, lo invité yo. Me dirijo al trabajo. Pienso a qué se parece eso que me corre por dentro. A cuando das un examen y esperás la nota. A cuando nace un sobrino. A cuando te preparás para una entrevista laboral. A cuando tenés que hacerle una nota a una estrella. Al primer día de clases.

Pienso que tengo que disfrutarlo, pienso en qué loco, por qué me pasa esto. Pienso que no lo conozco.

Se termina el horario laboral, viajo a lo de una amiga. Hilvano la sucesión de hechos y me parece que todo pasó rápido. Me pregunto: ¿la vida va en fast foward? ¿Sí, no?

Mi amiga me charla, miro el reloj, falta poco. Bla, bla, bla, ja, ja, ja. Estás linda, me dice ella. Confirmo que es mi amiga, más que nunca: me da la dosis de confianza que necesito. Pienso que la amistad es eso: esa situación, esa compañía, esa frase y ese abrazo de despedida. Ese suerte, ese mañana te llamo y me contás. Ese redoblar de apuesta: estás hermosa, me repite ella.

Yo ya me miré al espejo, ya me puse perfume, ya me delineé los ojos. No más pintura: una vez leí que la belleza vulgar era belleza gracias al exceso de maquillaje. No quiero pensar que es mi caso.
Me subo a un colectivo. Toco el timbre, me bajo, estoy a dos cuadras. Paso gente, espero en la esquina porque me detiene el semáforo. Cruzo. Camino y paso restaurantes, después una casa de música, miro discos al pasar. Entre todas las cosas que recorren mi cabeza, siento el ruido de mis pasos. La calle está desierta. En ese silencio, me doy cuenta: ¡Ni siquiera conozco su voz!

Defensa y Estados Unidos. Llegué. Hay un tipo en una esquina y otro en la de enfrente. Me paro en otra, la restante queda vacía. Y espero.

Un auto se detiene, pienso de qué le puedo hablar, un tema al principio que sea ameno. Alguien me pregunta una calle, lo miro, no le puedo responder. Se va, me deja.

Y aparece él.

-Hola, Paula.
-Hola, Francisco.




Antes hubo una historia de amor número uno y una historia de amor número dos.

domingo, 2 de mayo de 2010

ME DIERON UN CARGO

Por primera vez en mi vida me nombraron para algo: desde hace una semana integro el Consejo de Administración del edificio donde vivo.
Hay varias cuestiones lamentables. La primera, es que haya gente que se crea que soy una persona seria. La segunda, es que me nombraron en una reunión de consorcio a la que no asistí. La tercera, es que mi vecino, otro de los integrantes de este consejo, me mande un mail que contiene la siguiente frase: "(...) Con respecto a la asamblea, fue todo muy bien -aunque duró algo así como 3 horas. Entre otras cosas, sos la nueva integrante del consejo de administración, así que bienvenida!".