lunes, 25 de mayo de 2009

GOTITA QUE EMPAPA DE ALEGRIA

Como una de esas tantas cosas postergadas, esta quedaba ahí, en un listado mental que es eterno (y que recuerdo y repaso todos los días sistemáticamente).
+ Comprar la Gotita, aparecía, imaginariamente, con ese signo + adelante.

Un día fui a un supermercado chino (que en realidad es un supermercado argentino atendido por chinos) a comprar chicles. No sé por qué, me acordé. “Cuatro pesos”, me dijo el señor que atendía. Y la llevé.

Es mágica. ¡Y tiene ese nombre en diminutivo! ¡Y en minúscula! Como si sus soluciones fuesen humildes, austeras, como si el que la creó hubiese querido minimizarla.

Con la Gotita arreglé la bota que había pensado llevar al zapatero, pegué el anillo que estaba roto y que había pensado tirar, reparé una silla de mi casa, recuperé un adornito que ya quedaba feo y tengo mil planes para hacer con ella en estos días.

Ahora que ya tengo varias cosas resueltas (parece increíble, pero la Gotita me hizo borrar otros signos +, como un efecto dominó), me pregunto por qué no venderán en los kioscos algo un poco más caro quizás, pero que también sirva para arreglar algunas cuestiones un tanto más importantes.

Total, lo que la Gotita pega, nada, nada lo despega.

miércoles, 20 de mayo de 2009

HAY ALGUIEN QUE DUDA...


... Y tiene una duda cruel. ¿Se vuelve de esa indecisión? ¿Y en general, para qué lado? Cacheuta, Mendoza. Febrero de 2009.

sábado, 16 de mayo de 2009

DE CITAS Y ENTREVISTAS LABORALES

Como en una primera cita, en una entrevista laboral una muestra lo mejor que tiene: habla de cosas positivas, menciona progresos personales y otros profesionales, se refiere a objetivos a veces serios, a veces originales y siempre buena onda.

Como en una entrevista laboral, en una primera cita una se viste bien dentro de su estilo, cuida las formas, trata de ser simpática y graciosa, pero no de mostrarse huraña o insoportablemente bromista.

Si a uno le interesa el trabajo, es agradable, manifiesta su interés, se vende: que quede claro que tiene intenciones de quedarse con el puesto y que una está predispuesta a brindarse. Si a una (o a uno, el género es indistinto en cada una de estas palabras) le interesa el chico en cuestión, manifiesta su interés, se vende: que sutilmente el otro note que una la pasa bien, que el otro le gusta, que está dispuesta a repetir la salida.

Una primera cita. Una entrevista laboral. Son lo mismo: una es igual en una y también en otra.

sábado, 9 de mayo de 2009

ESO DE SER "HERMANO DE"

El 9 de marzo de 1992, Raúl tenía 25 años, Hugo tenía 22 y estaba en el fútbol japonés y Diego, el hermano mayor, el más famoso de los Maradona, cumplía la suspensión por el dóping positivo por cocaína que le había saltado en un partido con el Napoli. Ermindo Onega, crack, había muerto 13 años atrás y su hermano Daniel tenía 46 años: pese a jugar más de 200 partidos en la Primera de River el nombre del mayor era el preferido de los hinchas. Andrés Aimar tenía 11 años y Pablo dos más: en algún momento el más grande llegó a decir "mi hermano es mucho mejor que yo". El 9 de marzo de 1992 nació Federico Coria, que hoy tiene 17 años y un hermano que, con 27, anunció su retiro del tenis. El menor hace y es –o quiere hacer y ser- lo mismo que el mayor.
Si el destino es un dibujo que ya existe, hubo un artista que, a priori, fue poco creativo: hasta ahora, el carácter deportivo de Fede tiene el mismo trazado que el de Guillermo.

Federico Coria es el hermano de Guillermo. Con apenas 17 años ya pasó por todo lo que atravesó el mayor. Ya lo compararon, pero sobre todo ya se comparó. Ese tema surgió constantemente en una nota que le hice hace unos días: la carrera que eligieron, los tropezones vividos como fracasos, la personalidad. Los dos. Las mismas cosas.

Fede (un nene simpático que habla mucho y hace chistes, aunque no mira a la cara a su interlocutora) jugaba también al fútbol, pero dejó a los 12 años. Contó: "El técnico nos dijo que íbamos a practicar pegarle con la zurda. Yo no sabía y eso me daba vergüenza. En realidad mis compañeros tampoco sabían, pero yo no lo toleré, era muy exigente. Y dejé". Insólito.

Me dio la impresión de que si su hermano era autoexigente, él es (o era, porque dice que algo cambió y que quiere seguir cambiando) cien veces peor. Otra frase: "De chico siempre fui comparado con mi hermano. En cada cancha escuchaba los comentarios de la gente, que me venía a ver por él. Decían: "Mirá, juega como el hermano". O: "Es malísimo". A mí me daba bronca. En mi cabeza tenía una sola cosa: pensaba que no podía perder, que si era su hermano tenía que ganar".

A los 16 años, Fede se enojó mucho -muchísimo- con sí mismo. Dice que le iba mal, que perdía en semis. Le aclaré que llegar a semifinales era conseguir un buen resultado. Se rió. Para él no, definitivamente. Entonces se deprimió: estuvo meses encerrado en su habitación. "Lo único que hacía era dormir, no tenía ganas de otra cosa", explicó. En ese momento tenía 16 años.

Tuvo problemas con el saque (igual que su hermano), repite que a él no le gusta perder a nada (igual que su hermano) y ahora volvió a jugar porque quiere ser tenista (igual que su hermano).

Su historia es increíble y aunque no me gusta escribir acá cosas deportivas, la quería contar porque estuvo muy bueno conocerlo. Por su bien, sólo espero que le vaya bien.

domingo, 3 de mayo de 2009

MODAS AÑO 2009

¿Vieron que ahora la gente firma los mails con su inicial en vez de con su nombre?

¿Y que se ponen la dirección de su blog en el "escribe un mensaje personal" del MSN?

¿Vieron?